Luis Scola volvió a vivir al firmar por los Pacers, un equipo con aspiraciones. Ya se unió a Argentina, para jugar el Premundial de Caracas
Luis Scola se transformó en un guerrero de piedra cuando fue transferido a los Phoenix Suns. Su esfuerzo era insuficiente y su espíritu ganador languidecía en un desierto en el que cada triunfo debía celebrarse hasta altas horas de la madrugada, no por la importancia sino más bien por la falta de frecuencia.
En una Liga en la que todo se justifica a partir del salario, el condimento emocional del ala-pivote argentino había dejado de ser factor. Scola había pasado a formar parte del Ejército de Terracota de la NBA: un grupo de jugadores célebres que, afectados por lo que sucede alrededor, habían quedado enterrados en el olvido a la espera de que alguien los devuelva de un tirón a la realidad.
Larry Bird y Frank Vogel fueron los encargados de tocar a Luifa con sus manos para que el corazón de roca vuelva a mutar en músculo. Para que resurja la esperanza, aspecto fundamental en la psicología de la estrella para alcanzar el éxito. Los Pacers, un equipo combativo, en pleno auge, entendieron que tenían, a kilómetros de distancia, una pieza fundamental en sus aspiraciones de campeonato.
Scola jamás perteneció al mundo de la reconstrucción que proponían los Suns. Rara vez expresó su fastidio, pero se notaba a leguas cómo tragaba con asco cada cucharada de frustración. En definitiva, ningún contrato, a esta altura de su carrera, puede servir de consuelo en la aventura de observar los playoffs por la pantalla de SportsCenter.
Luego de sus años de sol naciente en los Rockets, el ala-pivote argentino había quedado escondido, en 2012-13, en el baúl de los recuerdos de la NBA. Un empujón lo llevó al ocaso y otro lo trajo a la luz, porque con un chasquido de dedos, todo volvió a estar en su lugar. La obsesión recurrente -y muchas veces poco saludable- de ganar más allá de los límites establecidos, recuperó lugar en escena. «Con mi llegada a Indiana tengo la posibilidad de estar en un gran equipo y poder jugar los playoffs. Se trata de ganar y lo sé. Cuanto más viejo soy, más lo creo. Tengo la oportunidad de ganar ahora y por eso estoy feliz», dijo en su presentación.
Scola puede explicar, con conocimiento de causa, que el infierno y el cielo están separados por 2.735 kilómetros, la distancia que separa Phoenix de Indianápolis. En su nueva aventura, ya no tendrá que lidiar con todos los problemas que acarrea un equipo que busca el rumbo; ingresará a una estructura ya establecida, con un papel menos relevante en números pero más importante en la consecución de objetivos.
«Es uno de los jugadores más inteligentes que vio esta Liga en su historia. Es uno de las piezas más experimentadas y conocedoras de su posición. Su experiencia internacional es clave, es un hombre que hace mejores a sus compañeros, permite que la ofensiva fluya. Una gran adición y una mejora sustancial a nuestra franquicia», dijo Vogel al Miami Herald.
Scola llega para fortalecer la segunda unidad de los Pacers, uno de los puntos débiles de la franquicia en los últimos dos años. No existe mejor sustituto para David West que el argentino, por las semejanzas de ambos en la ejecución de habilidades: excelentes jugadores de poste bajo, con buen tiro de media distancia y con habilidad para encontrar a compañeros bien ubicados.
C.J. Watson y Chris Copeland fortalecerán el banco en el perímetro, Ian Mahinmi lo hará en la pintura y se estima que, con el regreso de Danny Granger, Lance Stephenson también comenzará los juegos con pantalones largos.
La adición de Scola permite a los Pacers pensar en competir seriamente por el campeonato de NBA. «Tenemos una chance concreta de ir por todo en los próximos dos años, por lo que no escaparemos a eso», agregó Vogel.
Pese a no haber jugado aún un minuto en su nuevo equipo, el ala-pivote argentino vuelve, desde un punto de vista deportivo, a vivir. «Es una gran chance de ganar un anillo de campeonato. En los últimos dos años no tuve la oportunidad de participar con un equipo con aspiraciones, y ahora puedo hacerlo», dijo al Miami Herald.
La esperanza vuelve a nacer en sus entrañas.
El guerrero, entonces, está de regreso.
Llegada feliz
Tras ser presentado por los Pacers, el ala pivote argentino manifestó que «voy a ayudar al equipo viniendo desde atrás» y destacó sentirse «muy agradecido de, a los 33 años, estar en una franquicia como los Pacers».
El capitán del seleccionado argentino se convirtió en jugador de los Pacers el sábado pasado cuando se anunció su traspaso de Phoenix Suns a los Pacers.
Viajó el domingo, el lunes se reunió con Bird y otros funcionarios del equipo por primera vez, y el martes se hizo la presentación oficial ante la prensa.
Resaltó que «Indianápolis me trae muy buenos recuerdos cuando fuimos subcampeones en el Mundial pero es algo que sucedió hace 11 años, ahora estoy dispuesto a lograr nuevos recuerdos en esta cancha».
Scola se mostró agradecido por «la posibilidad de jugar en un equipo con chances legítimas de ser campeón antes de que finalice mi carrera».
También habló de su ahora exequipo Phoenix Suns: «Los Suns no van a ser buenos en el corto plazo, digamos en términos de luchar por el campeonato. En el momento que lo hagan, probablemente yo estaré fuera del negocio».
«Con mi llegada a Indiana tengo la posibilidad de estar en un gran equipo y poder jugar los playoffs. Se trata de ganar y lo sé. Cuanto más viejo soy, más lo creo. Tengo la oportunidad de ganar ahora y por eso estoy feliz».
Scola, en su paso por la NBA, jugó cinco temporadas en Houston Rockets y una en los Suns, con un total de 465 partidos y formando parte del quinteto inicial en 410.
El argentino sabe que comenzará como suplente y lo reconoce «Respeto a David West, creo que es un gran jugador. Él estaba aquí antes y yo no estoy aquí para romper cualquier esquema que tenga el equipo. Sé que hay una gran química y no voy a ser el hombre que la rompa».
Para rematar: «Estoy muy feliz de hacer un papel importante en un buen equipo, más allá de que juegue como titular o me toque ser suplente. Voy a trabajar muy duro para ser uno de esos jugadores que marca la diferencia desde el banco».
Con Argentina
El capitán Luis Scola se sumó el jueves por la noche al campamento del seleccionado argentino de básquetbol que está entrenándose en Salta, donde continúa la preparación para el Premundial de Caracas, a jugarse entre 30 de agosto y 11 de setiembre venidero.
El ala pivote, de 33 años, regresó en las últimas horas de los Estados Unidos, en donde terminó de cerrar los detalles de su vinculación a los Indiana Pacers, su próxima franquicia en la NBA del básquetbol estadounidense.
A partir del sábado, Scola, el máximo exponente del conjunto albiceleste, se unirá a las prácticas, junto al resto de los 13 componentes del equipo.
Argentina jugará el primer amistoso de la preparación, tras una gira en China donde se quedó con la Copa Stankovic, este sábado, a partir de las 21, enfrentando a México, en el Polideportivo Delmi de la capital salteña.
Bruno Altieri
espn.com