Uruguay quiere hacer un «aporte a la humanidad» con su experimento pionero de legalización de la marihuana, dijo el martes a la AFP el presidente José Mujica, quien admitió que su plan tiene riesgos y que si no funciona está dispuesto a dar marcha atrás.
«Este es un experimento», dijo Mujica en una extensa entrevista con la AFP. «Como todo experimento naturalmente tiene riesgo y tenemos que tener la inteligencia de que si nos supera y nos pasa por arriba ponemos la marcha atrás. No tenemos que fanatizarnos».
«Nosotros a la comunidad internacional le tenemos que pedir que nos ayude. Y va a tener un laboratorio vivo para aprender», añadió el mandatario, quien admitió que sus vecinos Argentina y Brasil «deben de tener preocupación» por el proyecto uruguayo «pero también nos van a ver con avidez».
«Creo que podemos hacer un verdadero aporte a la humanidad. Ser un banco de prueba en desatar un conjunto de disciplinas que sirvan para enfrentar el problema y sumen herramientas a la lucha contra la drogadicción», añadió. «Acepto que puede tener riesgos, seguro que los tiene. (…) Lo que ya sabemos es que el camino que hemos llevado hasta ahora no nos soluciona el problema».
Combate a la droga es un mal negocio
Uruguay dio la semana pasada un importante paso hacia la legalización de la marihuana, luego que la Cámara de Diputados aprobó un proyecto que, de ser ratificado en el Senado, convertirá al Estado uruguayo en el primero en el mundo en asumir el control de todo el proceso de producción y venta de cannabis.
Tras registrarse, los usuarios podrían comprar hasta 40 gramos mensuales de cannabis en farmacias producido en plantaciones autorizadas, pero también se permitirá el autocultivo, el cultivo en clubes de membresía.
Mujica, que sostiene que la guerra contras las drogas ha fracasado, estimó que Uruguay, un país de 3,3 millones de habitantes gasta cerca de 80 millones de dólares anuales en combatir el narcotráfico y en mantener a los presos por delitos vinculados a la droga.
«Lo peor es que la droga que pudimos incautar en 2012 no valía más de cuatro o cinco millones de dólares. Entonces como negocio es un desastre, si nos atenemos a lo puramente económico», enfatizó.
«Desde el punto de vista moral es mucho peor porque se come la violencia un montón de gente que no tiene nada que ver», añadió, citando los asaltos y rapiñas, además del incremento de los ajustes de cuenta en el país, que cobraron más de 70 vidas en 2012. «Y lo peor es que cada vez hay más droga».
«No le queremos dejar ese mercado al narcotráfico», señaló el mandatario, enfatizando no obstante que el objetivo no es una liberalización total del cannabis sino que esté controlado por el Estado.
En esa línea, destacó que el gobierno planea endurecer las penas de prisión para quienes cultiven marihuana sin estar registrados.
«No tenga dudas», dijo el mandatario. «Si no está registrado más bien vamos a tender a endurecer» las penas.
Confió además en que en este país de 176.200 km2 va a ser posible controlar la producción porque se va a identificar la marihuana legal, una variedad con una composición molecular comprobable.
«Si usted tiene algo identificado tiene una trazabilidad sobre el producto, y es en términos relativos mucho más fácil poderlo controlar», aseguró.
«Le temo a lo que va a venir»
El mandatario uruguayo, un exguerrillero de 78 años, enfatizó que se trata de una batalla por la salud pública.
«Esto no es una defensa de la marihuana. Ninguna adicción es buena», comentó.
Consultado sobre si el plan uruguayo es un primer paso hacia la legalización en un futuro de drogas consideradas más duras, sostuvo: «No me atrevo a decir todavía».
«A lo que más le temo es a lo que va a venir. Y lo que va a venir son las drogas sintéticas, las que se hacen en un laboratorio», señaló. «Estas son drogas de origen agrícola, es más fácil controlarlas si uno quiere».
El gobierno ha enmarcado su iniciativa en la postura de la Comisión Global de Política de Drogas -integrada por los ex presidentes de Brasil Fernando Henrique Cardoso, de Colombia César Gaviria y de México Ernesto Zedillo, entre otros- que sostiene que la guerra frontal a las drogas ha fracasado.
El presidente de Guatemala, Otto Pérez, que lanzó una cruzada por la legalización de las drogas, aplaudió el proyecto uruguayo. afp
Uruguay quiere hacer un «aporte a la humanidad» con su experimento pionero de legalización de la marihuana, dijo el martes a la AFP el presidente José Mujica, quien admitió que su plan tiene riesgos y que si no funciona está dispuesto a dar marcha atrás.
«Este es un experimento», dijo Mujica en una extensa entrevista con la AFP. «Como todo experimento naturalmente tiene riesgo y tenemos que tener la inteligencia de que si nos supera y nos pasa por arriba ponemos la marcha atrás. No tenemos que fanatizarnos».
«Nosotros a la comunidad internacional le tenemos que pedir que nos ayude. Y va a tener un laboratorio vivo para aprender», añadió el mandatario, quien admitió que sus vecinos Argentina y Brasil «deben de tener preocupación» por el proyecto uruguayo «pero también nos van a ver con avidez».
«Creo que podemos hacer un verdadero aporte a la humanidad. Ser un banco de prueba en desatar un conjunto de disciplinas que sirvan para enfrentar el problema y sumen herramientas a la lucha contra la drogadicción», añadió. «Acepto que puede tener riesgos, seguro que los tiene. (…) Lo que ya sabemos es que el camino que hemos llevado hasta ahora no nos soluciona el problema».
Combate a la droga es un mal negocio
Uruguay dio la semana pasada un importante paso hacia la legalización de la marihuana, luego que la Cámara de Diputados aprobó un proyecto que, de ser ratificado en el Senado, convertirá al Estado uruguayo en el primero en el mundo en asumir el control de todo el proceso de producción y venta de cannabis.
Tras registrarse, los usuarios podrían comprar hasta 40 gramos mensuales de cannabis en farmacias producido en plantaciones autorizadas, pero también se permitirá el autocultivo, el cultivo en clubes de membresía.
Mujica, que sostiene que la guerra contras las drogas ha fracasado, estimó que Uruguay, un país de 3,3 millones de habitantes gasta cerca de 80 millones de dólares anuales en combatir el narcotráfico y en mantener a los presos por delitos vinculados a la droga.
«Lo peor es que la droga que pudimos incautar en 2012 no valía más de cuatro o cinco millones de dólares. Entonces como negocio es un desastre, si nos atenemos a lo puramente económico», enfatizó.
«Desde el punto de vista moral es mucho peor porque se come la violencia un montón de gente que no tiene nada que ver», añadió, citando los asaltos y rapiñas, además del incremento de los ajustes de cuenta en el país, que cobraron más de 70 vidas en 2012. «Y lo peor es que cada vez hay más droga».
«No le queremos dejar ese mercado al narcotráfico», señaló el mandatario, enfatizando no obstante que el objetivo no es una liberalización total del cannabis sino que esté controlado por el Estado.
En esa línea, destacó que el gobierno planea endurecer las penas de prisión para quienes cultiven marihuana sin estar registrados.
«No tenga dudas», dijo el mandatario. «Si no está registrado más bien vamos a tender a endurecer» las penas.
Confió además en que en este país de 176.200 km2 va a ser posible controlar la producción porque se va a identificar la marihuana legal, una variedad con una composición molecular comprobable.
«Si usted tiene algo identificado tiene una trazabilidad sobre el producto, y es en términos relativos mucho más fácil poderlo controlar», aseguró.
«Le temo a lo que va a venir»
El mandatario uruguayo, un exguerrillero de 78 años, enfatizó que se trata de una batalla por la salud pública.
«Esto no es una defensa de la marihuana. Ninguna adicción es buena», comentó.
Consultado sobre si el plan uruguayo es un primer paso hacia la legalización en un futuro de drogas consideradas más duras, sostuvo: «No me atrevo a decir todavía».
«A lo que más le temo es a lo que va a venir. Y lo que va a venir son las drogas sintéticas, las que se hacen en un laboratorio», señaló. «Estas son drogas de origen agrícola, es más fácil controlarlas si uno quiere».
El gobierno ha enmarcado su iniciativa en la postura de la Comisión Global de Política de Drogas -integrada por los ex presidentes de Brasil Fernando Henrique Cardoso, de Colombia César Gaviria y de México Ernesto Zedillo, entre otros- que sostiene que la guerra frontal a las drogas ha fracasado.
El presidente de Guatemala, Otto Pérez, que lanzó una cruzada por la legalización de las drogas, aplaudió el proyecto uruguayo. afp