«Mi proyecto Princesas Caídas nació de una profunda rabia personal contra el ‘y vivieron felices por siempre’ que nos dan de comer en la infancia», contó Dina Goldstein sobre el origen de su sombría obra, en diálogo conCargoh.com.
El disparador fue la conjunción de dos sucesos contrapuestos que marcaron su vida: el despertar del interés de su hija por las princesas y la noticia de que su madre sufría cáncer.
«Los dos eventos coincidieron y me hicieron preguntar cómo luciría una princesa si tuviera que lidiar con una enfermedad, sufrir financieramente o afrontar el envejecimiento. Entonces empecé a imaginarme lo que le ocurriría más tarde en la vida, luego del ‘y vivieron felices por siempre’. Naturalmente tendría que enfrentar los mismos desafíos que todas las mujeres modernas», explicó.
A continuación, la versión cruda y real de las princesas insertas en el mundo contemporáneo, según Dina Goldstein.
Blancanieves. La vida no termina al ser rescatada por el príncipe azul. Luego vienen los hijos, la casa, las cuentas…
Bella. No son nada lindos los caminos por los que hoy se busca la belleza a toda costa.
Jasmín. Ni siquiera las princesas se salvan de quedar en el medio de las guerras civiles o coloniales que envuelven a los países árabes en la actualidad.
La Cenicienta. Cuando la soledad y la decepción derivan en el alcoholismo.
La Sirenita. Como todas las bellas especies animales, lo más probable es terminar en un zoológico o acuario.
Caperucita Roja. En el mundo contemporáneo la canasta con comida se llena con alimentos saturados de grasas que en muchos casos conducen a la obesidad.
La Bella Durmiente. Los geriátricos son un destino cada vez más frecuente para las personas que pueden valerse por sí mismas.
Pocahontas. Cada vez más personas quedan confinadas a quedarse solas en sus casas viendo la televisión y, en el mejor de los casos, acompañadas por sus mascotas.