EL CAIRO. La crisis política de Egipto entró el miércoles en una nueva fase más tensa después de que fracasasen los esfuerzos internacionales de mediación para acabar con la agitación política, mientras el Gobierno puesto por los militares repitió su amenaza de tomar medidas contra los seguidores del depuesto presidente Mohamed Mursi.
Ambas partes pidieron a sus seguidores salir a las calles el jueves y los fieles a Mursi en dos acampadas en El Cairo reforzaban las barricadas con sacos de arena y ladrillos preparándose para cualquier acción de las fuerzas de seguridad.
El diplomático estadounidense involucrado en los esfuerzos de mediación abandonó Egipto el miércoles tras días de mediación para tratar de arrancar un compromiso entre el Gobierno y los Hermanos Musulmanes.
El enviado especial de la UE se quedó pero Bruselas dijo que estaba muy preocupado por el fracaso de las negociaciones.
«Lo que veo es que la confrontación aumenta y que más gente se va a echar a la calle para protestar y seguirá creciendo la tendencia de las fuerzas armadas reprimirlas», dijo el ministro de Exteriores holandés, Frans Timmermans, uno de los responsables extranjeros que visitó El Cairo mientras se desarrollaba la crisis.
«Así que creo que hay que preocuparse sobre los próximos días y semanas», dijo.
El Ejército derrocó a Mursi, el primer líder libremente elegido de Egipto, el 3 de julio tras unas masivas manifestaciones contra su mandato.
Mursi y los líderes de los Hermanos Musulmanes han sido rodeados y detenidos, pero miles de sus seguidores se han manifestado para pedir su vuelta al poder.
Casi 300 personas murieron en medio de la violencia política desatada tras el derrocamiento de Mursi, incluidas 80 a manos de las fuerzas de seguridad en un mismo incidente el 27 de julio.
La oficina del presidente interino Adli Mansur dijo en un comunicado que el período de esfuerzos de los enviados de Estados Unidos, la Unión Europea, Qatar y Emiratos Árabes Unidos había terminado en un fracaso el martes.
La Presidencia culpó a los Hermanos Musulmanes del fracaso los sucesos que puedan resultar «relacionados con el incumplimiento de la ley y la puesta en riesgo de la paz civil», agregó.
Poco después el primer ministro interino dijo que la decisión del Gobierno de dispersar dos sentadas en El Cairo que realizan los seguidores de Mursi era definitiva y que su paciencia casi se había agotado.
Hazem el Beblaw acusó a los manifestantes de haber incitado a la violencia, el uso de armas, el bloqueo de carreteras y la detención de ciudadanos y advirtió de que cualquier violencia se respondería con fuerza y determinación.
Añadió que los manifestantes deberían abandonar las acampadas, añadiendo que aquellos cuyas manos «no estaban manchadas de sangre» no se enfrentarían a acciones legales.
Agencias