El húngaro Laszlo Csatary, 98 años, uno de los mayores criminales de guerra nazis, murió en el hospital de Budapest cuando estaba a la espera de ser juzgado por la deportación de judíos del gueto de Kosice, en Eslovaquia.
«Murió el sábado por la mañana en el hospital donde estaba siendo tratado por problemas de intestino y finalmente tuvo una neumonía», precisó el letrado, Gabor Horvath, a la AFP el lunes.
Csatary fue durante años el criminal de guerra nazi más buscado en el mundo por el Centro Simon Wiesenthal de Jerusalén hasta su detención en julio 2012 en la capital húngara.
Desde su detención, Csatary vivía en residencia vigilada en Budapest a la espera de ser juzgado por «crímenes de lesa humanidad».
La fiscalía húngara lo acusó de haber participado durante la Segunda Guerra Mundial en la deportación hacia los campos de exterminio de unos 12.000 judíos detenidos en el gueto de Kassa, ahora llamado Kosice, en Eslovaquia.
Según el centro Simon Wiesenthal el número de judíos deportados fue de 15.700.
En aquella época, Kassa estaba bajo administración de Hungría, aliado de la Alemania nazi.
El criminal nazi fue condenado a muerte en ausencia en 1948 en Kosice, ciudad de Checoslovaquia en aquel entonces.
Pero Csatary ya se había refugiado en Canadá, donde vivió bajo una identidad falsa y trabajaba como mercante de arte.
Cuando las autoridades canadienses descubrieron su verdadera identidad en 1995, ya había huido a Hungría, donde vivió tranquilamente hasta su detención.
En residencia vigilada desde entonces, fue inculpado en junio por su «implicación activa y su asistencia en la deportación» de judíos del gueto de Kassa.
«Pegaba frecuentemente a los judíos directamente con sus manos o con un látigo sin ningún motivo, sin importarle la edad, el sexo o el estado de salud de los detenidos», añadió la fiscalía húngara.
Según la acusación, también rechazó los pedidos de recortar unas ventanas en los vagones de tren sin aire en los que transportaban a unos 80 hombres, mujeres y niños hacia las cámaras de gas de la Europa ocupada por los nazis, principalmente al campo de Auschwild en Polonia.
Laszlo Cstary siempre negó las acusaciones, según su abogado.
El caso fue suspendido el 8 de julio, sobre la base de que Csatary ya había sido condenado por los hechos recriminados.
La semana pasada, sin embargo, la justicia decidió que el caso podía seguir adelante, después de que la fiscalía apelara con éxito la suspensión..
Mientras tanto, el tribunal de Kosice conmutó oficialmente su pena de muerte en abril de 2013 en cadena perpetua -la pena de muerte ha sido abolida en este país- y abrió así la vía a la extradición que pedía Bratislava.
El tribunal eslovaco debía examinar su caso el próximo 26 de septiembre.
«Nunca creímos que Csatary viviría lo suficiente para ser juzgado», indicó Lucia Kollarova, portavoz de la Federación Eslovaca de las Comunidades Judías a la AFP.
En los últimos años, las autoridades en Europa han intensificado sus esfuerzos por juzgar a las personas implicadas en el Holocausto aún en vida.
El antiguo guardia de campo de Sobibor, John Demjanjuk, condenado en 2011 a 5 años de cárcel y muerto un año después a la edad de 91 años, compareció así en silla de ruedas o en un camilla, unas condiciones que algunos denunciaron como puro teatro.
Su casó creó un precedente en Alemania, porque el hecho de haber trabajo en un campo de concentración era suficiente para reconocer a Demjanjuk culpable de complicidad de asesinatos.
El Estado alemán estudia una cincuentena de casos actualmente.
En mayo, Hans Lipschis, de 93 años, fue detenido en Alemania, sospechoso de complicidad de asesinatos en el campo de Auschwitz, del que habría sido guardia.
Lipschis rechazó los cargos diciendo que había sido simplemente cocinero.