Partidarios de Hermanos Musulmanes señalan que la cifra de muertos por los ataques oficialistas del miércoles es mucho mayor ya que hay cientos de cuerpos aún sin contabilizar por las autoridades. Soldados y la policía se enfrentaron contra manifestantes que reclamaban la restitución del presidente Mohamed Mursi, depuesto el 3 de julio
EL CAIRO. Seguidores de los Hermanos Musulmanes de Egipto atacaron e incendiaron el jueves un edificio del Gobierno en El Cairo, mientras familias intentaban identificar cientos de cuerpos mutilados que yacían en una mezquita de la capital un día después de ser baleados por las fuerzas de seguridad.
El Ministerio de Salud de Egipto dijo que 638 personas murieron y miles resultaron heridas en el peor día de violencia en la historia moderna del país árabe más poblado del mundo.
Partidarios de Hermanos Musulmanes señalan que la cifra de muertos es mucho mayor ya que hay cientos de cuerpos aún sin contabilizar por las autoridades. Soldados y la policía se enfrentaron contra manifestantes que reclamaban la restitución del presidente Mohamed Mursi, depuesto el 3 de julio.
La televisión estatal citó al Ministerio del Interior diciendo que las fuerzas de seguridad usarían nuevamente munición real para contrarrestar cualquier ataque contra ellas o edificios públicos.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se reunirá más tarde el jueves para discutir la situación luego de los miembros del consejo Francia, Gran Bretaña y Australia solicitaran un encuentro.
La comunidad internacional condenó rápidamente al Gobierno egipcio respaldado por los militares por ordenar el asalto contra los campamentos de protesta a favor de Mursi el miércoles, seis semanas después de que el Ejército derrocara al primer líder elegido democráticamente en el país.
El Departamento de Estado estadounidense dijo que revisaría la asistencia a Egipto «en todas sus formas» luego de que el presidente Barack Obama canceló ejercicios militares conjuntos previstos para el mes próximo con el Ejército egipcio, al que Washington financia con 1.300 millones de dólares anuales.
«Estados Unidos condena firmemente los pasos que han tomado el Gobierno interino y las fuerzas de seguridad de Egipto», dijo Obama desde su casa de vacaciones en la isla de Martha’s Vineyard, en Massachusetts.
«Deploramos la violencia contra los civiles. Apoyamos los derechos universales esenciales para la dignidad humana, incluyendo el derecho a la protesta pacífica», agregó.
El secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel, advirtió posteriormente al jefe del Ejército de Egipto que «la violencia y las medidas inadecuadas hacia la reconciliación están poniendo en riesgo elementos importantes de nuestra cooperación en defensa».
• «FUERA DE CONTROL»
Diplomáticos occidentales han dicho a la agencia de noticias Reuters que funcionarios de alto rango de Estados unidos y Europa habían estado en contacto con las autoridades egipcias hasta último momento, pidiéndoles que no ordenaran un desalojo de los campamentos de protesta, donde miles de partidarios de Mursi habían estado manifestándose desde su derrocamiento.
Hubo reportes de protestas el jueves, pero nada comparado con el baño de sangre del día anterior. En Alejandría, la segunda ciudad más grande de Egipto, cientos de personas marcharon cantando: «Volveremos por el bien de nuestros mártires».
El portavoz de Hermanos Musulmanes, Gehad El-Haddad, dijo que la ira dentro del movimiento islamista de 85 años de trayectoria y millones de seguidores en todo Egipto, estaba «fuera de control».
«Después de los golpes y arrestos y matanzas que estamos enfrentando, las emociones están demasiado elevadas como para ser guiadas por alguien», declaró.
Los Hermanos Musulmanes llamaron a sus seguidores a marchar en El Cairo el jueves más tarde, mientras que las procesiones funerarias de los muertos probablemente serán nuevos puntos de conflicto en los próximos días.
Un testigo de Reuters contó 228 cuerpos, en su mayoría envueltos en telas blancas, ubicados en filas en el piso de la mezquita de Al-Iman en el noreste de El Cairo, cerca del lugar donde ocurrieron los peores episodios de violencia.
Algunos hombres retiraron las telas para mostrar cuerpos carbonizados. Mujeres arrodilladas lloraban sobre los cadáveres. Dos hombres se abrazaban y derramaban lágrimas sobre otra víctima.
Los cuerpos, apilados allí porque las morgues y hospitales estaban repletos, no parecían ser parte del recuento oficial de víctimas, que además incluye a más de 40 policías y cientos de muertos en enfrentamientos fuera de la capital.
Varios miles de personas reunidas en una plaza en los alrededores de la mezquita, cantaban: «El Ejército y la policía tienen las manos sucias».
En otra zona de El Cairo, seguidores de Mursi incendiaron un edificio gubernamental, mientas la televisión estatal informaba que dos policías murieron en un ataque armado contra un puesto de control policial en el área.
• «TIRANÍA MILITAR»
El jefe del Ejército, general Abdel Fattah al-Sisi, removió a Mursi del poder el 3 de julio después de masivas protestas de personas frustradas por la falta de progreso en la reforma económica y preocupadas por lo que veían como un mayor dominio islámico en el poder.
Pero la subsiguiente represión apunta a un futuro sombrío para los Hermanos Musulmanes, un movimiento que fue marginado durante décadas bajo el régimen autócrata de Hosni Mubarak hasta que éste fue derrocado por un levantamiento popular en 2011.
«Ya no se trata de Mursi. ¿Vamos a aceptar una nueva tiranía militar en Egipto o no?», dijo Haddad.
A pesar de las escenas impactantes en El Cairo y otros lugares, como imágenes de televisión de manifestantes desarmados cayendo al piso mientras las fuerzas de seguridad disparaban, muchos egipcios apoyan la represión, lo que muestra cuán profunda se ha vuelto la división en la sociedad.
Las autoridades insisten en que las personas en los campamentos estaban fuertemente armadas, aunque periodistas internacionales vieron limitada evidencia de armas más allá de palos y piedras.
«Los Hermanos Musulmanes nunca llegarán a un acuerdo político», dijo Ismail Khaled, un gerente de 31 años de una empresa privada.
«Son terroristas y violentos y lo que ocurrió fue la única manera lógica de terminar con los campamentos, que tenían armas y (…) personas violentas. Gracias a Dios la policía terminó con ellos. Hubiera querido que lo hicieran antes», agregó.
El Cairo y otras ciudades estuvieron tranquilas durante la noche, después de que el Gobierno instalado por el Ejército declaró un estado de emergencia de un mes e impuso un toque de queda desde el atardecer al amanecer en la capital y otras 10 provincias.
El Departamento de Estado estadounidense instó el jueves al inmediato levantamiento del estado de emergencia.
Si bien la mayoría de las grandes compañías egipcias permanecían abiertas y fuentes dijeron que el Canal de Suez y sus puertos operaban normalmente, la Bolsa de Valores egipcia no funcionaba y el banco central pidió a las entidades financieras que se mantuvieran cerradas.
Algunas firmas internacionales detuvieron su producción en y alrededor de El Cairo, incluidas Electrolux y General Motors.
Una fuente militar dijo que, aunque los campamentos de protesta como el levantado afuera de la mezquita de Rabaa al-Adawiya en El Cairo, no serán más tolerados, las marchas se producirán a pesar del estado de emergencia.
En Ankara, el primer ministro turco, Tayyip Erdogan, pidió el jueves al Consejo de Seguridad de la ONU que se reúna inmediatamente y actúe después de lo que describió como una masacre en Egipto.
«alejarse del borde del desastre»
La Alta Comisionada de los Derechos Humanos de la ONU, Navy Pillay, llamó a todas las partes en Egipto a «alejarse del borde del desastre».
Diplomáticos de la Unión Europea se reunirán el lunes para evaluar la situación y considerar posibles acciones luego de lo que la canciller italiana Emma Bonino calificó de «brutal, aplastante e inexcusable» reacción militar.
Pero los Emiratos Árabes Unidos, uno de varios países del Golfo Árabe inquietos por la victoria de Mursi en las elecciones de 2012, expresó su apoyo a la represión, diciendo que el Gobierno egipcio había «ejercitado su máximo autocontrol».
Agencias