En un pequeño y sencillo estudio en el este de Caracas, Capriles transmite los martes al mediodía su programa ‘Venezuela somos todos’ por la web capriles.tv: «Creamos esta ventanita a través de la cual nos puedan ver (porque) el objetivo que tiene el gobierno es hacernos invisibles», dijo a la AFP en su set.
«Hoy no existe una pantalla de televisión, como había antes, que con libertad podía informar lo que teníamos que decir«, asegura Capriles, quien desconoce su derrota en las elecciones presidenciales de abril ante Nicolás Maduro por ajustados 1,49 puntos porcentuales.
Confiado en que otros medios difundan sus declaraciones, el gobernador del estado Miranda lanzó este espacio luego de que Globovisión, que confrontó al gobierno de Hugo Chávez y daba amplia cobertura a la oposición, fuera vendida en mayo y sus nuevos dueños anunciaron un giro al «centro» en su línea editorial.
Chavistas vuelven a Globovisión
Globovisión dejó de transmitir en directo a Capriles, redujo la cobertura de la oposición y ha entrevistado a chavistas renombrados tras más de una década de no tener en su set a figuras del gobierno, pues se negaban a acudir argumentando que el canal apoyó el breve golpe de estado de abril de 2002 contra Chávez.
Esa ausencia era «natural porque nos sentíamos agredidos», pero ahora tiene «mucha más objetividad, admitió el jefe parlamentario Diosdado Cabello, número dos del chavismo y uno de los dirigentes más rechazados por la oposición, en una reciente entrevista en Globovisión.
Para enfrentar a la «guerra de la prensa burguesa», Chávez, quien gobernó desde 1999 hasta su muerte en marzo, creó una amplia red de medios estatales, con una decena de televisoras que difundían ampliamente su gestión, como lo hace ahora con Maduro.
A la seguidilla de cambios en el medio, se sumó este viernes la salida del canal del veterano conductor Leopoldo Castillo y el fin de su programa «Aló Ciudadano», uno de los más críticos al gobierno y que condujo durante 12 años.
La salida de Castillo, que no especificó los motivos de su decisión pero había anunciado su retiro por razones de salud cuando el canal fue vendido, se suma a otras de varios periodistas que renunciaron o fueron despedidos por rechazar la nueva política editorial.
Capriles ve tras los cambios en Globovisión y la venta -un mes después- del principal consorcio de medios del país, la Cadena Capriles [sin vínculos con él], una intención del gobierno de «tener todos los medios a su servicio».
Pero para Maduro, Globovisión y otros medios privados siguen «conspirando» contra la revolución. «Somos censurados, yo estoy vetado para la gran prensa burguesa», dijo el jueves, al justificar las frecuentes cadenas obligatorias de radio y televisión.
La socióloga Maryclen Stelling opina que Globovisión tiene hoy una «programación más equilibrada», en parte por las reuniones que tuvo Maduro con dueños de medios al iniciar su gobierno, tras reconocer que «la confrontación mediática» afecta la convivencia en el país.
Para Luis Carlos Díaz, experto en redes sociales del Centro Gumilla, el canal busca «ganar credibilidad en una audiencia más diversa», aunque implique «un rompimiento con un público opositor radical». La entrevista a Cabello, añadió, muestra que lo que era «la principal trinchera» de la oposición «definitivamente cambió».
Después de Obama, el más popular
En un intento por recuperar la exposición televisiva, mientras responde preguntas de un reducido grupo de periodistas invitados a «Venezuela somos todos», Capriles critica la gestión de Maduro, hurgando donde más duele a los venezolanos: la crisis económica y la inseguridad.
Pero para Julio Hernández, un heladero que trabaja en el este de Caracas, nada como la televisión: «Lo que él busca es popularidad y en los barrios (populares) no la consigue por internet».
Un seguidor de Capriles, quien se identifica como Pedro, opina no obstante que el programa al menos «le da espacio para las ideas de la oposición, muy limitadas por el gobierno».
A ello, Stelling, del Observatorio Global de Medios, agrega el hecho de mantener la «conexión» con quienes votaron por él en abril, sobre todo de cara a los comicios municipales de diciembre, que Capriles busca convertir en plebiscito contra Maduro.
«Los medios públicos son usados para campaña del partido de gobierno, excluyendo a otros, eso es lo grave. No han cambiado su línea editorial ni siquiera porque bajó la pugnacidad mediática», criticó Díaz.
En Venezuela, con una población de 29 millones, ávida de información política y fanática de los teléfonos inteligentes, de 12 millones de personas con acceso a internet, el 70% usa redes sociales.
Capriles lo sabe y busca «multiplicar» su popularidad en Twitter, donde tiene 3,5 millones de seguidores: «Más que cualquier presidente de América Latina. Después de Barack Obama, el que más seguidores tiene soy yo», dice sin modestia.
Mientras va leyendo la tira de papel escrita a mano que le muestra su productora, a modo de telepronter, Capriles no tira la toalla: «síganos a través de Twitter».
AFP