El anuncio de Corea del Norte de que está produciendo sus propios teléfonos inteligentes ha sido recibido con escepticismo en la industria tecnológica en el Sur y el resto del mundo.
La prensa estatal norcoreana mostró la semana pasada al líder Kim Jong Un inspeccionando teléfonos «Arirang» en una fábrica en Pyongyang. La agencia noticiosa oficial KCNA reportó el 10 de agosto que la fábrica comenzó la producción de los teléfonos «hace unos pocos días» y dijo que ya había gran demanda.
Corea del Norte ha promovido el desarrollo de ciencia y tecnología como medio para revivir su vapuleada economía. Aseguró haber desarrollado una computadora tableta el año pasado y tiene su propio sistema operativo, Estrella Roja.
Pero el acceso a internet global es severamente restringido y con teléfonos celulares usados en la red autorizada por el Estado no se pueden realizar llamadas internacionales. La intranet de Corea del Norte da acceso apenas a portales autorizados por el gobierno y trabaja con sus propios navegadores, buscadores y programas de correo electrónico, de acuerdo con el Ministerio de Unificación de Corea del Sur.
Trabajadores de la fábrica en fotos dadas a conocer por KCNA son vistos inspeccionando y probando teléfonos, pero no hay imágenes de manufactura, dijo el experto tecnológico Martyn Williams en el blog northkoreatech.org.
«Pese a que KCNA reporta que se están produciendo teléfonos en la fábrica, probablemente son hechos a pedido por un fabricante chino», dijo Williams, que escribe para PC World y otras publicaciones.
Expertos surcoreanos dicen que Corea del Norte es lo suficientemente fuerte en tecnología de software para haber lanzado ataques cibernéticos que han afectado portales bancarios y gubernamentales en el sur, pero está a la zaga en capacidades de hardware.
Desde el fin de la Guerra de Corea de 1950-53, Corea del Sur ha prosperado y producido corporaciones gigantes como Samsung Electronics Co., el mayor productor mundial de celulares, chips de memoria y pantallas. La economía del norte, con contraste, se ha estancado bajo la planificación socialista, aunque la capital, Pyongyang, es un oasis de relativa prosperidad.