La espiral de la violencia se acelera con 25 policías y 37 detenidos islamistas muertos en menos de 24 horas en Egipto, donde soldados y policías reprimen de manera sangrienta a los partidarios del depuesto presidente Mohamed Mursi, calificándolos de terroristas.
Un grupo de asaltantes atacó este lunes con cohetes dos minibuses de la policía en el norte de la inestable península del Sinaí, donde se multiplicaron los atentados contra las fuerzas de seguridad tras la destitución de Mursi por el ejército el 3 de julio, según fuentes médicas y de seguridad.
Con este ataque, el más mortífero contra las fuerzas del orden, asciende a 102 el número de policías muertos en cinco días.
El domingo en la noche, en circunstancias aún confusas, 37 detenidos pertenecientes a la cofradía de los Hermanos Musulmanes, perecieron asfixiados en un furgón que los transportaba hacia una prisión en El Cairo.
La policía habló de un intento de fuga. El campo de Mursi denunció «un asesinato».
Las autoridades anuncian regularmente desde el comienzo de las manifestaciones de los partidarios de Mursi la detención de cientos de islamistas.
El depuesto presidente Mohamed Mursi fue acusado este lunes de «complicidad de asesinato» y de «torturas» contra manifestantes que protestaban ante el palacio presidencial a fines de 2012, informaron fuentes judiciales.
El exjefe de Estado islamista, detenido en un lugar secreto desde su destitución por el ejército el 3 de julio, estaba ya acusado en un caso concerniente a su fuga de prisión, aprovechando la rebelión popular que derrocó a su predecesor Hosni Mubarak.
Cerca de 900 personas, principalmente manifestantes pro Mursi, han perdido la vida en el país desde el miércoles.
El ministerio del Interior acusó a «terroristas» de llevar a cabo el ataque en el Sinaí, tras el cual las autoridades egipcias ordenaron el cierre del paso de Rafah con la franja de Gaza controlada por los islamistas del movimiento palestino Hamas.
Alemania condenó severamente el «ataque terrorista». «La región, singularmente el Sinaí, está en una situación particularmente inestable. Es la región fronteriza con Israel y está perfectamente claro que es peligroso que la situación en el Sinaí tenga consecuencias más allá de las fronteras de Egipto», declaró un portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores.
Amnistía Internacional denunció «una carnicería total» y deploró «la debilidad» de las reacciones internacionales.
Por su parte la Unión Europea, cuyos dirigentes dijeron estar listos a «reexaminar» sus relaciones con El Cairo, llevará a cabo una reunión ministerial el miércoles sobre el tema.
El jefe de la diplomacia saudita, el príncipe Saud al Faisal, afirmó el lunes que los países árabes estaban dispuestos a compensar cualquier pérdida de ayuda occidental a Egipto.
«Aquellos que anunciaron el cese de su ayuda a Egipto o amenazan con hacerlo deben entender que la nación árabe e islámica, con los recursos de los que dispone, no temerá en aportar su ayuda a Egipto», declaró el príncipe Saud cuando la Unión Europea piensa en una posible suspensión de sus ayudas financieras en El Cairo.
Responsables de la pequeña comunidad católica copta estimaron que el pueblo egipcio era víctima de un «ataque terrorista», rechazando toda fractura entre cristianos y musulmanes, que según ellos les ayudan y sostienen en su mayoría.
La crisis podría empeorar ya que los pro Mursi convocaron nuevas manifestaciones en El Cairo para este lunes tras la oración de la tarde; el domingo el jefe del ejército, el general Abdel Fatah al Sisi, prometió una respuesta «más enérgica» contra los islamistas que optaron por la «violencia».
El domingo, los pro Mursi anunciaron la suspensión de las marchas previstas en El Cairo por razones de seguridad, ya que temen a las fuerzas de seguridad, autorizadas a disparar contra los manifestantes hostiles, y a los grupos de autodefensa integrados por civiles.
Ante el temor al aumento de la justicia de calle, el gobierno prohibió el domingo estos «comités populares».
Sumándose a la confusión política que reina en el país, la justicia anunció que el expresidente Hosni Mubarak obtuvo la libertad condicional a la espera de un juicio en uno de los casos corrupción, pero permanece detenido por otro.
A pesar de que el estado de emergencia y el toque de queda siguen en vigor, el tráfico se reanudó el lunes en El Cairo, que registraba sus habituales atascos. Los habitantes se dirigían al trabajo y las tiendas estaban abiertas.
Egipto está «en el buen camino», estimó el lunes en Jartum el jefe interino de la diplomacia egipcia, Nabil Fahmy.
«Sí, hay una crisis, pero vamos por buen camino, y tengo confianza en el porvenir», dijo Fahmy tras entrevistarse con su homólogo sudanés, Ali Karti.
Los tanques del ejército seguían desplegados en los ejes de la capital y el gobierno anunció que las mezquitas permanecerán cerradas fuera de las horas de oración para intentar evitar las reuniones de los pro-Mursi.
AFP