Con Messi en la banca (sustituido por precaución al minuto 45), el brasileño se bañó de gloria con el gol del empate para el Barcelona en el partido de ida de la Súpercopa española
Un gol del brasileño Neymar levantó al Barcelona en un partido muy incómodo, en el que sobrevivió con un testarazo de su fichaje estrella del verano, para igualar la ida de la Supercopa de España frente a la altísima intensidad del Atlético de Madrid, que anuló al conjunto azulgrana todo el primer tiempo.
Todo queda abierto para la vuelta del próximo miércoles en el Camp Nou, porque el Barcelona no repitió las sensaciones del anterior duelo ante el Levante y porque el Atlético demostró su capacidad para discutir el trofeo al equipo catalán con un magnífico gol de David Villa y un partido muy serio, solidario y convincente.
No le bastó para superar al Barcelona, pero sí para contenerle y desactivarle durante más de una hora, hasta la irrupción efectiva de Neymar, en un duelo en el que el argentino Leo Messi fue sustituido en el descanso y en el que el Atlético se dejó todo, planteó batalla e incluso se sintió ganador del encuentro durante mucho tiempo.
No ha cambiado la fisonomía del Atlético y el Barcelona para la nueva temporada. El primero mantiene las señas que tanto éxito le han dado desde la llegada del argentino Diego Simeone, con una intensidad innegociable y mucha verticalidad arriba; el segundo prosigue con su precisión, su toque y su voracidad ofensiva.
Un estilo contra otro por la Supercopa de España, por el primer título de un curso prometedor para uno y otro equipo, que ofrecieron un primer envite más allá de los parámetros previstos, porque la posesión del Barcelona fue irrelevante sobre la portería de Courtois durante muchos minutos ante el enorme despliegue físico del Atlético, con la insistencia que requiere su agobiante presión.
El concienzudo plan diseñado por Simeone, agresivo y sin un milímetro de margen a la imaginación de sus rivales cerca del área, también incluía un contragolpe trepidante. Esa fórmula tan admirada del Atlético durante su historia provocó el primer gol; una combinación perfecta que surgió de Koke, que continúo en una pared entre Villa y Arda Turan y en un pase del turco culminado de volea por el asturiano. Un golazo que Villa lo celebró como tal.
No necesitó ni siquiera quitarle la posesión al Barça, que se marchó al descanso con la sensación de atasco en ataque, con sólo dos lanzamientos más, ambos muy desviados, el primero altísimo de Messi, prácticamente desapercibido en el primer tiempo, desconectado por la omnipresencia rival y sustituido en el intermedio por Cesc.
Ante la sorpresa de la grada por el cambio comenzó la segunda parte con ocasiones del Barcelona, de nuevo dueño de la pelota, pero apareció Courtois, siempre un seguro para el Atlético, con una parada salvadora ante el chileno Alexis Sánchez en su partido cien como rojiblanco y, después, con una estirada a tiro de Iniesta.
El Barcelona, pese a las oportunidades, aún perseguía sin éxito su fútbol imparable, ese que descompone y arrincona rivales con una profundidad y una precisión incontestable. Fue entonces cuando su técnico, el argentino Gerardo ‘Tata’ Martino, buscó soluciones en el banquillo. Lo tenía fácil: el brasileño Neymar al terreno de juego.
Y el Barça, siete minutos después, empató. No había generado muchas más ocasiones, de hecho las dos siguientes habían sido locales, por medio de David Villa y el brasileño Diego Costa, pero una internada por la derecha de Dani Alves y un centro al segundo palo sorprendió a la zaga del Atlético. Apareció por ahí Neymar para rematar de cabeza el empate, de repente, como algo inesperado.