Durante el interrogatorio, el homicida múltiple tenía las manos y los tobillos esposados, parecía nervioso y a veces estallaba en risitas al confesar sus horrendos crímenes
En un total de 40 horas de entrevistas durante ocho meses, Keyes hizo referencia a crímenes múltiples. Viajó desde Vermont hasta Alaska al acecho de sus víctimas y confesó haber ocultado “kits asesinos” en varias localidades para facilitar sus crímenes
Israel Keyes no mostró remordimiento alguno al describir en detalle cómo secuestró y estranguló a una chica de 18 años y luego exigió el pago de una recompensa por su libertad, fingiendo que la víctima estaba aún viva. Los fiscales lo interrogaron y quedaron atónitos ante su actitud: parecía entusiasmado, animado, al relatar la historia.
Keyes había sido detenido por el caso de una joven desaparecida, Samantha Koenig, pero pronto los agentes policiales se percataron de que se trataba de algo más profundo, de un nivel de maldad jamás pensado. Keyes, tras confesar que asesinó a Koenig, usó un mapa de Google para señalar el lugar preciso en un lago en que arrojó sus restos mutilados, tras lo cual se fue a pescar.
En un total de 40 horas de entrevistas durante ocho meses, Keyes hizo referencia a crímenes múltiples. Viajó desde Vermont hasta Alaska al acecho de sus víctimas y confesó haber ocultado “kits asesinos” en varias localidades para facilitar sus crímenes. Tales paquetes (con pistolas, esposas y otros materiales para deshacerse de restos humanos) fueron hallados en Alaska y Nueva York.
Keyes admitió haber matado a cuatro personas en el estado de Washington, haber arrojado otro muerto en Nueva York y dijo que violó a una adolescente en Oregón. Para financiar tantos viajes, robó varios bancos.
Durante los interrogatorios, Keyes parecía querer controlarlo todo: sus crímenes, sus confesiones y hasta su muerte, así que, en diciembre del 2012, se cortó la muñeca izquierda y se ahorcó con una sábana en su celda en la cárcel. Dejó una carta de dos páginas y muchas incógnitas.
Vida criminal
Israel Keyes nació el 07 de enero de 1978 en Richmond, Utah. Se crió en una familia mormona y al aparecer, tuvo una buena educación. Su familia se trasladó a Washington, donde asistía a una Iglesia Cristiana y de 1998 hasta el 2001 sirvió en el Ejército de Estados Unidos.
Comenzó un negocio de construcción en el 2007 en Alaska, en el que ofrecía sus servicios como contratista, por lo que se consideraba que tenía una vida bastante normal y los policías que han investigado el caso hasta la fecha desconocen la fecha exacta en la que el sujeto comenzó su senda criminal.
Al parecer, las primeras víctimas Keyes se encontraban en Washington a finales de 1990. Vivió en varios lugares en ese estado desde la década de 1990 hasta cerca del 2008 y no tenía antecedentes penales, más que conducir sin una licencia válida.
Keyes también confesó al menos un asesinato en Nueva York. Las autoridades no han determinado la identidad, la edad o el sexo de la víctima, o cuando y donde el asesinato pudo haber ocurrido, pero saben que Keyes tenía vínculos con esta ciudad, como una propiedad de 10 acres.
Igualmente, se conoció que, en Nueva York, robó varios bancos, entre ellos el Community Bank, en abril de 2009. El FBI aseguró que Keyes amenazó al personal de la entidad bancaria con pistola, aunque no hubo heridos. Se supo también que se metió en una casa de Texas y le prendió fuego, observando con placer las llamas.
Keyes también estaba relacionado con la muerte de una pareja en Vermont. Presuntamente irrumpió en la casa del matrimonio y los hizo conducir hasta una granja abandonada, donde le disparó a Bill Currier antes de agredir sexualmente y estrangular a Lorraine Currier. Aun no se han encontrado sus cuerpos.
Dos años antes de cometer estos homicidios, Keyes escondió un “kit de asesinato” cerca de su casa, que incluía una pistola y varios suministros. Keyes utilizó estos materiales durante el asesinato de la infortunada pareja. Después de los crímenes, trasladó la mayor parte de estos artículos a un nuevo escondite en Parrishville, Nueva York, donde permanecieron hasta después de su detención.
El último homicidio de Keyes fue el secuestro y asesinato de la joven de 18 años de edad, Samantha Koenig. La chica fue secuestrada al salir de su lugar de trabajo, le robó sus tarjetas de crédito y de débito y fue agredida sexualmente antes de ser ultimada. Tras la muerte de Koenig, Keyes tomó un crucero a Nueva Orleans y al regresar tomó fotografías del cuerpo para exigir el pago de un rescate a los familiares.
Al menos 11 homicidios
Keyes fue detenido en Texas después de usar la tarjeta de débito de Koenig, que se había empleado anteriormente en Nuevo México y Arizona. Dentro del vehículo en el que se trasladaba, hallaron la evidencia: billetes enrollados y atados con una banda elástica, un trozo de tela usado como máscara y mapas con rutas resaltadas. También hallaron la tarjeta de débito y el teléfono celular robados a Samantha Koenig.
Fue extraditado a Alaska, donde confesó el asesinato de Koenig. Fue acusado en el caso, su juicio estaba previsto para comenzar en marzo de 2013 y la policía considera que puede haber acabado con la vida de unas 11 personas.
Durante su detención en la cárcel en el Complejo Correccional de Anchorage en Alaska y a la espera del juicio, Keyes se suicidó el 02 de diciembre de 2012, a través de recortes de la muñeca autoinfligidas y estrangulamiento, dejando así miles de incógnitas en relación a su comportamiento criminal.
Confesiones de un asesino
“Cuando yo era más inteligente, yo dejaba que ellas vinieran a mí”, señaló añadiendo que se dirigía a zonas aisladas, cerca de donde vivía. “No hay tanta gente para matar… pero tampoco hay tanta gente que puedan ser testigos”, manifestó Israel Keyes en uno de los interrogatorios
Edda Pujadas / Twitter: @epujadas