El papa Francisco llamó este domingo al mundo entero a una jornada de ayuno y de oración por la paz en Siria, un gesto simbólico que recuerda el llamado lanzado por el papa Juan Pablo II tras los atentados del 11 de septiembre 2001.
Esta jornada de «oración y de ayuno», a la que el papa Francisco invitó a participar a todos los cristianos, pero también a los fieles de otras religiones e incluso a los no creyentes, tendrá lugar el sábado 7 de septiembre.
En un solemne llamado lanzado ante decenas de miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro para asistir a la oración del Ángelus, el papa condenó firmemente el uso de armas químicas en Siria, pero reiteró su oposición a cualquier intervención armada.
«Un grito se eleva con fuerza… es el grito de la paz», «nunca más la guerra», exclamó el papa, retomando la célebre frase pronunciada por Pablo VI ante la ONU en 1964, en plena guerra de Vietnam.
«Condeno firmemente el uso de armas químicas. Aún tengo grabadas en el espíritu y en el corazón las terribles imágenes de los últimos días», dijo el papa argentino, antes de exclamar: «¡hay un juicio de Dios y un juicio de la Historia ante nuestras acciones, del cual no podemos escapar!».
Reiterando su firme oposición a cualquier intervención armada en Siria, el papa llamó «con todas sus fuerzas» a las partes en conflicto en Siria a «tomar con valentía el camino de la negociación».
Francisco exhortó también a la comunidad internacional «a hacer todos los esfuerzos para promover sin hesitaciones las iniciativas de paz» en Siria.
«El uso de la violencia no trae la paz. La guerra llama a la guerra. La violencia llama a la violencia», señaló.
El papa se declaró también «muy herido» no solo «por lo que está pasando en Siria», pero también por «los dramáticos acontecimientos que se perfilan», una alusión a las declaraciones del presidente estadounidense, Barack Obama, y de su homólogo francés, François Hollande, que parecen estar determinados a «castigar» al régimen sirio.
Obama anunció su decisión de atacar al régimen sirio, aunque pidió el aval del Congreso, de vacaciones hasta el 9 de septiembre.
Coincidencia o decisión táctica, la jornada de oración y de ayuno decretada por el papa tendrá lugar dos días antes, el 7 de septiembre.
Una iniciativa fuerte que hace eco a aquella lanzada por el papa Juan Pablo II tras los atentados contra las torres del World Trade Center el 11 de septiembre 2001. El papa polaco también había llamado al mundo entero, creyentes o no, a una jornada de ayuno y de oración por la paz.
Según el vaticanista Luigi Accattoli, entrevistado por la AFP, en la tradición cristiana el ayuno es mucho menos preciso que en la religión judía o musulmana. «Cada uno lo interpreta a su manera, sin comer, sin beber, o privándose simplemente de algunas comidas o de ciertos platos».
Otras jornadas mundiales de ayuno y oración han sido decretadas en el pasado, pero se trataba de «Días de la paz», decretados con anterioridad y sin ninguna relación con un conflicto preciso.
El papa anunció también que el 7 de septiembre tendrá lugar una vigilia de oración, de 19H00 a 21H00 (17H00 GMT a 21H00 GMT) en la plaza de San Pedro.
AFP