“Esa enorme franja ubicada al Este de nuestro territorio y que aparece rallada en nuestros mapas con el título «Zona en Reclamación», vuelve a ser tema de interés en la opinión pública. Esta vez cuando se hace público que el Gobierno de Guyana otorgó una nueva concesión petrolera en un área que no solo afecta a la fachada atlántica de la zona en reclamación, sino a la del estado Delta Amacuro.
El llamado bloque Roraima fue entregado en junio de 2012 a la trasnacional petrolera Anadarko, pero su ubicación se había mantenido en secreto. No obstante, una presentación hecha en mayo pasado en una una conferencia de energía en San Diego, Estados Unidos, de parte del Ministerio de Ambiente de Guyana, revela su ubicación frente a la fachada atlántica del Delta, que para Venezuela no está en discusión y en la cual ha ejercido históricamente soberanía con patrullaje de la Armada.
Para la asignación de la referida concesión, Guyana aplicó en forma unilateral una línea divisoria con Venezuela con una inclinación aproximada de 30 grados, no obstante, fuentes de la Armada señalan que desde 1996 el Gobierno venezolano ha asumido la inclinación de esta línea en 70 grados (Azimuth 070) y ha ejercido soberanía sobre la zona.
A pesar de toda esta explicación técnica y de los detalles históricos que avalan la titularidad de un territorio que nos fue robado por el imperio británico en el siglo XIX, pareciera que el «gobierno socialista, antiimperialista y nacionalista» que preside Nicolás Maduro, no pareciera estar muy interesado en reclamar estos derechos, en exigirle al gobierno guyanés el respeto a los acuerdos firmados por ambos países, y que la nación de habla inglesa ha venido violando sistemáticamente desde que se decidió que fuese un funcionario de las Naciones Unidas, para colmo de males, vinculado a la Comenwealth, el encargado de buscar una solución al reclamo territorial venezolano.
La línea no solo afecta al Esequibo (Zona en Reclamación) sino lo que es peor, nos empuja hacia el lado izquierdo, y con la delimitación con Trinidad nos cercena la salida libre al Atlántico y nos priva de centenares de miles de kilómetros cuadrados en el área marina y submarina rica en hidrocarburos y pesca.
Guyana, de mala fe ha entregado concesiones petroleras, mineras, madereras y de otros tipos a diversas empresas trasnacionales británicas, hindúes, chinas, americanas y brasileñas. El gobierno venezolano, incluyendo el del expresidente Hugo Chávez, jamás protestó o emitió una nota diplomática de reclamo ante tales violaciones. Por el contrario, decidió «hacerse el loco» y dejar pasar las acciones írritas de la excolonia británica, cuyo desprecio por Venezuela y sus habitantes está más que comprobado. A la entrega del bloque Roraima, se suma la reactivación de las labores de exploración petrolera en el bloque Stabroek, concedido por Guyana frente a la fachada atlántica venezolana y que habían sido paralizadas tras una protesta de Venezuela entre los años 1999 y 2000, pero que el presidente Donald Ramotar ha permitido.
Estas acciones de Guyana no han tenido reacción del lado de la Cancillería venezolana. Ni siquiera ha solicitado información sobre las coordenadas exactas de las concesiones polémicas. Y es ahí donde me pregunto: ¿Es que a los chavistas y su gobierno no le importa Venezuela; no les interesa recuperar el Esequibo, o por lo menos una buena parte de el?
Lo que está claro es que tenemos más de 14 años aceptando las violaciones de Guyana a los acuerdos firmados con Venezuela sobre la Zona de Reclamación. Un gobierno como el de Nicolás Maduro, que protesta con vehemencia lo que sucede en Egipto o en Siria, que piensa que el imperialismo es un mal que debería desaparecer de la faz de la Tierra, es incapaz de reclamar nuestros derechos sobre el Territorio Esequibo; territorio que, justamente un país imperial como lo es el reino de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, nos robó de la manera más descarada y asquerosa.
Es hora de que Maduro, como Jefe del Estado y Elías Jaua, como su canciller le exijan al gobierno del presidente Donald Ramotar, respeto a los acuerdos y respeto a nuestra soberanía. El tiempo juega en contra de Venezuela, y si a eso se une la inoperancia y la falta de voluntad diplomática del actual régimen, es probable que en algún momento aquella frase que en la década de los 80 sonó con tanta fuerza: «El Esequibo es nuestro», quede como un simple recuerdo de orgullo nacionalista.
Definitivamente a Maduro y su gobierno le queda perfecta la frase: Claridad afuera y oscuridad dentro de la casa”.
Este artículo no es de mi autoría, pero me identifico plenamente con lo que allí se dice. Me lo envió el colega Mario Beroes y dada su actualidad e información académica que contiene, me permito presentárselo a mis lectores, para que saquen sus propias conclusiones.
AL CIERRE
Muy cuesta arriba la alcaldía del Municipio Libertador para Jorge Rodríguez. Según voceros del alto gobierno el Ministerio Publico procesa 15 denuncia sobre presunta corrupción. Lo cierto es que el PSUV en Libertador está dividido.
A CALZÓN QUITAO
Wilmer Suárez