Los usuales motores de la economía encuentran su mejor explicación en el gasto público, bien sea corriente o de inversión, y en la inversión privada bien local o extranjera. El gasto corriente como dinamizador de la economía se ha mantenido relativamente alto a lo largo del período del gobierno desde 1998 hasta los corrientes. El gasto de inversión pública si bien tenido niveles altos en algunos de estos años, los mismos han sido un tanto inconsistentes en el tiempo.
El flujo de dólares productos de la mayor y sostenida bonanza en la historia, coincidente con el período antes mencionado ha llegado a su fin, pues no obstante los elevados precios actuales del crudo, la merma en la producción petrolera aunado a una sostenida disminución en las exportaciones de crudos y derivados, se ha hecho cada vez menor. Los excedentes de la exportación petrolera no son suficiente para cubrir las necesidades de caja del gobierno.
El carácter asistencialista del gobierno nacional no solo en el contexto nacional sino también en el internacional ha terminado por convertirse en un modelo económico insostenible. La producción local de bienes en los distinto sectores, excepción de uno pocos, muestra una caída sostenida en estos últimos años, el crecimiento del consumo como consecuencia del asistencialismo aunado al crecimiento poblacional muestra una brecha creciente entre la oferta de origen nacional y la demanda, brecha que intenta resolverse mediante una crecimiento desbordado de las importaciones de distintos países.
El gobierno nacional por boca de su máximo representante, el presidente de la república, declara sobre las grandes ventajas que para el inversionista existen en Venezuela. De igual manera los hacen los distintos ministros en sus diversas áreas de competencia y algunos de ellos amenazan a sus actuales socios minoritarios, en diversas empresas donde estos participan, a cancelar sus inversiones si no satisfacen las exigencias de inversión que les establece el gobierno nacional.
El inversionista tanto extranjero como nacional responde a elementos de respeto a la inversión privada, a reglas claras y estables en el tiempo, a criterios de rentabilidad solo para solo citar quizás las más importantes de ellas. El inversionista en su análisis para invertir so pesa las ventajas y desventajas que para su ramo de negocio puedan ofrecer otras oportunidades y países.
Es el caso de que muchos de ellos fueron corridos, expropiados, declarados indeseables. Algunos lograron compensaciones económicas aceptables pero la mayoría, especialmente los nacionales, mantienen un reclamo contra el estado venezolano que tarde o tempranos deberá ser acordado.
Al mismo tiempo que se señalan las inmensas oportunidades de inversión, se adelantan proceso de expropiaciones contra nacionales y extranjeros. Se dice respetar la propiedad privada pero al mismo tiempo sectores del partido de gobierno y el mismo adelantan invasiones absolutamente ilegales. El gobierno mantiene destacadas figuras que hasta no hace muchos días condujeron toda clase de expropiaciones y maltratos a los inversionistas y que hoy señalan la importancia de la inversión privada en nuestro país. Como es posible el gobierno pueda pensar que tales señores puedan trasmitir un mensaje creíble o es que esto es solo cuento.
Francisco Layrisse