El problema está señalizado con una cinta amarilla, además, los habitantes no cuenta con centros educativos cercanos y los niños deben viajar para estudiar
Los Teques,(Especial). Hace varias semanas los vecinos de El Puinky vieron cómo cayó desde la carretera Panamericana un camión de agua a la estrecha vía que da acceso a esa comunidad, lo que empeoró la falla de borde que ha inutilizado casi por completo el camino y amenaza con incomunicar el sector.
Actualmente el problema está señalizado con una cinta amarilla; para ubicar la capacidad de respuesta de las autoridades con el tema de la vialidad de El Puinky, es de acotar que en el mismo incidente del camión de agua otro vehículo pesado involucrado en el accidente derribó la pared del puesto de la Guardia Nacional de Puerta Morocha que había sido reparada hace varias semanas.
La situación de la vialidad no sólo se evidencia en la entrada de la comunidad, el problema se repite en cada metro del sector. Es decir, los habitantes señalan que la “fiesta del asfalto“ aún no llega a la populosa comunidad de Guaicapuro.
Ingrid Silco, integrante de la junta vecinal, precisó que abundan los problemas pero el que tiene en mayor angustia a los lugareños es la vialidad ya que temen que puedan quedar incomunicados por el desplome total de la vía. Indica que temen que puedan tener el mismo destino que la comunidad vecina, Los Barriales.
En El Puinky los problemas se trasladan en avión, pero las soluciones, de acuerdo con los habitantes, van en tortuga. Acotan que son una comunidad bastante pacífica pero están agobiados por una situación de vialidad que ya ha generado varias alarmas que al parecer no han sido escuchadas por las autoridades locales.
Una cueva de lobos
La revolución eléctrica tampoco ha tocado al sector de Guaicapuro, los vecinos alegan que la parte de abajo está a oscuras, se guían por las luces de los teléfonos y hay hasta viviendas que no cuentan con la electrificación necesaria.
Silco subrayó que aunque es una zona que no es tan insegura, les urge un buen servicio de electricidad; recordó que están cerca a la Panamericana y por ello deben gozar de una electrificación integral.
La electricidad no es el único servicio que falla en El Puinky, de acuerdo con los habitantes entrevistados, el suministro de agua no es malo, lo califican como pésimo, situación que dicen es una locura ya que no hay sequía y tampoco están tan retirados de Los Teques, por ello no se explican lo inconstante del servicio.
Con relación a la recolección de basura, comentan que es regular, no obstante los camiones tienen dificultades en el acceso debido a lo precario de la vialidad.
Sin una escuela
Pese a que es una comunidad en la que habitan gran cantidad de familias, el sector no cuenta con una escuela, por ello los niños se ven en la necesidad de acudir a otros centros que no son muy cercanos a la zona, como lo son las escuelas de El Trabuco y Guaremal. esto implica un gasto extra que muchas veces limita el acceso a la educación de los lugareños.
Con relación a los liceístas, la situación es más grave ya que los centros de media general más cercanos son el de Guaremal o los de Los Teques, por ello al terminar primaria los adolescentes se ven en la necesidad de tomar unidades de transportes público para llegar a sus centros de enseñanza, para lo que deben salir hasta con una hora de anticipación.
No cuentes a quien sabe historia
Al ser consultado José Ortiz acerca del transporte en la zona, enfatizó que no es malo, simplemente no existe; indicó que nunca han contado con la dicha de tener autobuses que lleguen al sector.
Precisó que por el mal estado de la vía tampoco se atreven a solicitar una ruta, por eso caminan hasta la Panamericana y allí esperan que por buena voluntad les den la cola o una camionetica se decida a pararse, esto es bastante difícil ya que las parada se haría en la Panamericana y esto es casi un milagro.
Espacios para divertirse
Al mar de quejas que agobia a los habitantes de El Puinky hay que agregar que no tienen espacios de esparcimiento. Es decir, los niños y jóvenes no cuentan con ninguna cancha y el parque ha quedado en algo menos que un sueño.
Iliana Beatriz Hernández