Detroit, la cuna de la disquera Motown, del prolífico escritor Elmore Leonard y de la mayor bancarrota municipal en la historia de Estados Unidos, se postuló siete veces entre 1939 y 1966 como sede para los Juegos Olímpicos.
Con unos niveles de recuperación «olímpicos», la ciudad superaba el rechazo y volvía a postularse cada cuatro años.
Solo desistió cuando el creciente desempleo y las tensiones raciales acabaron en los emblemáticos disturbios de 1967. La deprimente marcha hacia la ruina financiera había empezado.
Algún cínico podría sugerir que realizar una de esas orgías de gastos en instalaciones deportivas, sistemas de transporte y seguridad que exige cuatrienalmente el Comité Olímpico Internacional (COI) habría vaciado las arcas de la ciudad más rápidamente.
Pero eso no es algo que se diga mucho después de Londres 2012.
Los recuerdos de Montreal necesitando un impuesto al tabaco para sufragar pérdidas, o el cuadro de la hierba creciendo incontrolada en el nuevo estadio de béisbol de Atenas, quedaron opacadas por los de la reina Isabel II llegando en paracaídas a la ceremonia de apertura, los patrocinadores sonrientes y radiantes presentadores de televisión.
Los juegos han recuperado su prestigio, razón por la cual poderosas y persuasivas comisiones de Estambul, Madrid y Tokio llegaron a Buenos Aires esta semana para pedir a los reconocidamente difíciles electores del COI que les den los Olímpicos y Paralímpicos de 2020.
Nuevos y viejos candidatos
Madrid y Tokio ya han vivido la experiencia. La capital española fracasó en sus intentos de 2005 y 2009, mientras que la megapolis japonesa fue la anfitriona de la edición de 1964, aunque falló en su postulación para el 2016.
Pero se trata de un territorio nuevo para Estambul, algo que precisamente se convierte en su mejor carta.
La perspectiva de realizar por primera vez los olímpicos en un país musulmán, en la frontera entre Europa y Asia, fue suficiente para convertir a la capital cultural y económica de Turquía en el favorito inicial.
Sin embargo, nadie habla ya de favoritos para las elecciones del 7 de septiembre.
«Nunca he visto una competencia como esta», dijo Robert Livingstone, historiador olímpico y periodista responsable del prestigioso sitio web GamesBids.com
«Todas estas ciudades presentan historias atractivas, pero ninguna destaca por encima de la otra. Es una disputa entre iguales», afirma Livingstone.
La novedad de Estambul es su mayor aval, junto a su atractiva arquitectura, su economía en alza y su población joven.
Pero cuando la policía arremetió contra los manifestantes de la plaza Taskim en junio, muchos empezaron a preguntarse cuán estable es el país, particularmente en un vecindario donde están Irán, Irak y Siria.
Añádasele algunas preocupaciones sobre el sistema de transporte de Estambul y alguna mala publicidad vinculada con asuntos de dopaje durante el Campeonato Mundial de Atletismo.
Tokio, el favorito
El actual favorito de los apostadores es Tokio, ciudad que también disfruta de una ligera ventaja en cuanto a capacidad de influencia, según el Índice Olímpico que lleva la publicación AroundtheRings.com y el BidIndex de Livinsgtone.
Tokio tiene sus finanzas sanas, buena capacidad de organización y la mejor postulación en cuanto a sedes, pero su campaña parece un poco decepcionante en ocasiones, algo posiblemente vinculado a preocupaciones en el frente doméstico.
El COI reconoce que algunos piensan que los Juegos son una extravagancia, por lo que prefiere asegurarse que la aprobación popular en las naciones postulantes es lo más alta posible.
Hasta hace un año, esos números eran terribles en el caso de Tokio. Pero desde entonces han mejorado y las últimas encuestas indican que el apoyo a los Olímpicos es de cerca del 90%. Sin embargo, las primeras impresiones suelen ser duraderas.
El líder del comité postulador de Tokio, Tsunekazu Takeda, pasó buena parte del mes pasado asegurándole a la gente que la filtración nuclear en la planta de Fukushima está bajo control.
Este miércoles en Buenos Aires, Takeda dijo que «el nivel de radiación es absolutamente seguro. Los 35 millones de ‘personas que hay en Tokio vive en condiciones normales. No hay problema. Nadie en Tokio está afectado. Tokio y Fukushima están separadas por 250 kilómetros».
Probablemente Takeda está en lo cierto, y además faltan siete años para el 2020, pero como indica el fundador de AroundtheRings.com, Ed Hula, no tiene razón al decir que no es un tema.
«Es un factor de riesgo que el COI ha pasado por alto hasta ahora. Pero si algo desafortunado pasara, la gente no querrá ir. Eso es un problema», afirma Hula.
Siempre queda Madrid
Muy experimentado en la organización de grandes eventos y con mucha buena voluntad entre los pesos pesados europeos del COI, la propuesta española es la que requiere menos esfuerzo de imaginación porque tienen ya construidas el 80% de las instalaciones.
Eso la hace la postulación menos costosa, lo que debe ser una cosa buena, ¿no es verdad?
«No necesariamente. Al COI no le gusta lo barato, le gustan los monumentos al movimiento olímpico».
El bajo presupuesto de Madrid también llama la atención sobre su tendón de Aquiles: el artrítico estado de la economía española.
«No estoy seguro de cómo los miembros del COI van a sentirse sobre darle los juegos a un país en recesión y con desempleo juvenil tan alto», dice Hula.
A su favor, la postulación de Madrid ha tratado de enfrentar esto recurriendo a expertos que aseguren al comité que las perspectivas de la economía a largo plazo no son tan malas, que el presupuesto es correcto y que los juegos se pueden realizar durante una depresión, como demostró Londres.
Livingstone cree que esos argumentos, y sus amigos dentro del comité de electores, deberían bastar para que Madrid pase la primera ronda de votación. Después, la dinámica de la elección cambia significativamente.
Un veterano participante en campañas electorales del COI, que ayudó en 2005 a Londres a derrotar Madrid, aseguró que «no se gana un voto como este con tus amigos, lo ganas con aquellos que al principio no estaban contigo».
Duncan Mackay, editor de insidethegames.biz, recuerda que en aquel año Londres tuvo más éxito convenciendo a quienes no eran su apoyo central.
«Creo que Madrid aprendió esa lección. Además no puedes subestimar el impacto que puede tener un líder carismático. Ellos tiene el príncipe Felipe, heredero de la Corona. El fue el portaestandarte de España en los Olímpicos de Barcelona 1992. Los miembros del COI van a estar muy impresionados».
Otras elecciones
Además de seleccionar la sede del 2020, la sesión 125 del COI deberá escoger un deporte para añadir ese año al programa olímpico y un nuevo presidente.
Esta última elección es la que parece estar generando más excitación entre los miembros del comité y dado que sólo han tenido la oportunidad de hacerlo dos veces en los últimos 33 años, se puede entender perfectamente por qué.
Los poderes cuasi dictatoriales de los que disfruta el presidente hace que la suya sea una selección a considerar con detenimiento.
Al contrario de lo que pasa con las ciudades en competencia, en este caso hay un claro favorito: el alemán Thomas Bach, un exesgrimista olímpico que ha pasado los últimos siete años en una de las vicepresidencias del COI.
Pero votar por él, sería un voto adicional para Europa, algo que podría afectar las oportunidades de Madrid de quedarse con los Juegos.
En cambio, un voto a favor del hombre que es visto como su rival más fuerte, Ng Ser Miang de Singapore, podría convertirlo en el primer asiático en encabezar el COI y acabar con las esperanzas de Tokio de ser la próxima tras los Olímpicos de Invierno 2018 de Corea del Sur.
Así que quedan muchas decisiones por tomar, muchos apretones de mano que dar y muchas promesas que susurrar.
El premio hará que valga la pena todas las millas viajadas y el dinero gastado: la oportunidad de demostrar que su ciudad puede organizar el show más grande sobre la tierra. La oportunidad que Detroit nunca tuvo y nunca tendrá.
Con información de bbc.co.uk