Aunque parece un asunto del destino el que conozcas a un hombre por el que sientes una atracción fulminante, no es así. Tú eres quien toma la decisión de lo que quieres: ¿Un amor de un día o, por el contrario, una relación que promete?
Estos romances casuales -aparte de tener su riesgo como todos saben por las enfermedades de transmisión sexual- pueden causarnos más tristezas y escepticismo cuando se desvanezcan al amanecer
A veces, podemos sufrir una pena por un amor frustrado. Esto nos roba la calma y confianza para sumergirnos en la depresión y en la negación de que la felicidad existe.
Entonces, en ese estado vulnerable, podemos pensar que, como ya hemos perdido bastante, qué importa que perdamos un poco más; ahí nos disponemos a vivir una relación fugaz que nos devuelva algo de esa confianza perdida y nos dé unas pocas horas de alegría.
A pesar de lo anterior, estos romances casuales -aparte de tener su riesgo como todos saben por las enfermedades de transmisión sexual- pueden causarnos más tristezas y escepticismo cuando se desvanezcan al amanecer o desaparezcan a media mañana como el rocío dejando una estela de desasosiego.
1. Antesala a un amor casual
¿Cuántas veces el destino nos juega trucos? Así nace una historia de un amor casual, de una relación sentimental, que tiene una vida tan efímera como la existencia de una flor. Unos besos breves como suspiros; una mirada penetrante que nos sabemos cuánto se prolongará, pero mientras dura en ella nos recreamos. Esa mirada la disfrutamos de la misma manera que un niño se deleita comiendo un helado; ese solo dulce que pueden comprarle sus padres como recompensa por su buen comportamiento, o como muestra de afecto; porque no se sabe dentro de cuánto tiempo habrá otro más. Una pena en el alma; una herida abierta y la suprema necesidad de volver a empezar; de reconstruir todo; de soldar cada pedacito del alma para volver a sentir qué sé yo cuántas cosas más.
Es ahí entonces el momento en que surge un cuento que cambiará algo la seriedad con que algunos conciben la vida. Cambiará también la crudeza con que juzgan el comportamiento de los demás porque, en ocasiones, se cuestiona y sanciona al otro sin ponerse en los zapatos de él o en los tacones de ella.
2. Donde la seriedad es la principal ausente
Todo surge en uno de esos sitios ruidosos donde la gente pasa el rato tomando tragos, hablando muchas tonterías. Aquellos sitios en que la seriedad es la principal ausente, y se busca liberar, como sea, el estrés de la semana, las preocupaciones del día a día. Se trata de un restaurante que lo describiremos como bullicioso, medio elegante, sí muy agradable. Una mujer joven, de bonita figura, sonrisa perfecta y ojos azules como el cielo de un día soleado. Su nombre es Sofía. Ella comparte un rato con su buena amiga, Marisela, tan joven como ella, de veinte y tantos.
Sofía ha sufrido recientemente los embastes de una relación desastrosa en que los insultos eran tan cotidianos como hacer mercado; las agresiones físicas estaban a la orden del día; y el alcohol y las drogas, a veces, hacían de las suyas. Ella es decidida, de carácter fuerte, que, hastiada de tanto aguantar, decide ponerle un punto final a una relación más que tormentosa.
En aquel lugar de ensueño donde las copas se suben a la cabeza, los reflejos, gracias a la sustancia etílica, hacen tambalear al más firme; esos lugares donde, además, lo que se desea, se lleva a cabo. Esta dama anhelaba borrar aquel hombre de su memoria y de sus sentidos.
3. Cuando la decisión es escapar para olvidar
La música suena; tocan una balada romántica; canta un apuesto caballero de ojos color miel, de mirada dulce y de suavidad al hablar. Su nombre es Aarón. Sofía y él se miran; quedan prendados uno del otro por esa atracción que tiene su explicación en una química compartida. Saben que esa noche pasará algo entre ellos aunque no tienen claro cuán trascendente será esa emoción que de momento los une. Conversan de música, de lo cada uno hace para ganar el sustento de cada día; de lo que se estila en esos casos cuando el amor fugaz salta a la vista y las pasiones tempestivas nublan los sentidos.
Pasan las horas, el tiempo vuela; Aarón termina de tocar. Marisela decide irse; entiende, pues, que entre su amiga y el músico hay un sentimiento compartido; Sofía parece enamorada. Marisela lo aprueba; sabe muy bien lo mucho que ha sufrido su buena amiga con el innombrable, aquel hombre de carácter inestable, tempestivo como una tormenta y violento como ninguno porque el tiempo que estuvieron Sofía y él juntos la amargura opacó cualquier momento de felicidad que entre los dos hubiera habido.
Ya es media noche, Aarón lleva a Sofía en su carro. Toman la decisión de escapar. Ella para olvidar. Él porque se deja llevar por la novedad, la adrenalina y la tentación. Se van lejos. Comparten hasta el amanecer. Las horas pasan rápidamente; las emociones desbordadas saltan a la vista. Son dos seres que deciden entregarse a vivir una pasión fugaz. Una noche en que los prejuicios quedan a un lado; donde no hay compromisos ni ofendidos; noche en que un romance casual surge en un lugar nada discreto; y la pasión transmuta el dolor en las almas; esas almas que quieren comenzar a amar de nuevo. No se sabe cuál será el final de esta relación; sólo se dan una nueva oportunidad, o más bien sí lo saben pero prefieren ignorarlo para no opacar lo que sienten en ese instante.
En esos sitios de una ciudad como Caracas, de repente, surgen romances casuales. Las copas demás y la música sirven de escenario; las pasiones dejan de ser prohibidas y el dolor de unos cede para dar paso otra vez a la ilusión aunque la misma dure poco. De esa manera, nacen estas historias donde el amor breve surge en la vida de quienes han sufrido tanto que ya los prejuicios no importan; estos se dejan a un lado y sólo los fervores momentáneos cuentan.
¿Dispuesta a vivir una pasión breve?
- Aunque parece un asunto del destino el que conozcas a un hombre por el que sientes una atracción fulminante, no es así. Tú eres quien toma la decisión de lo que quieres: ¿Un amor de un día o, por el contrario, una relación que promete?
- Si ese prospecto te resulta tan atractivo que te hace perder la cabeza por unos instantes; más bien, respira hondo; tómate un tiempo para conocerlo mejor, y analizar sí, en verdad, con él, tendrías una relación que augure un final feliz
La voz de la mujer / Isabel Rivero De Armas