Con la publicación del libro “El programa de la MUD”, escrito por el sociólogo francés Romain Migus, se ha generado una gran discusión en la campaña electoral 2012, sobre las distintas propuestas y enfoques políticos que presentan los candidatos aspirantes a la Presidencia de la República.
Por un lado, tenemos al candidato de la patria, quien asume el socialismo como propuesta ante el país y convoca a sus electores a desarrollar cinco grandes objetivos históricos: 1. Consolidar la independencia, 2. Construir el socialismo, 3. Desarrollar un país potencia, 4. Colaborar en un mundo multipolar y 5. Dar la batalla ecológica. Propuestas que asume claramente, sin esconderlas y sin planes ocultos, propuestas coherentes con su historia política, con su accionar de gobierno y con la clase social de la que proviene. Propuestas que están en coherencia con las necesidades y aspiraciones del pueblo, en correspondencia con la coyuntura de la humanidad y del planeta.
Por otra parte, encontramos al candidato de la burguesía, hijo de la burguesía, financiado por la burguesía, formado por la burguesía y defensor de los intereses de la burguesía. De él conocemos varias propuestas vinculadas con cada etapa de su historia política. Como senador por Copei, cuando botó a una gran cantidad de trabajadores del extinto Congreso de la República; como ex alcalde y gobernador, tiempo durante el cual hostigó a quienes pensaban distinto a él, acosó e invadió la embajada cubana durante el golpe de Estado de abril y más recientemente, ha perseguido las misiones y entregado “ranchos” a las familias humildes. La segunda propuesta se produce a partir de la firma como precandidato a las primarias. En ese marco se genera el programa de la mesa de la unidad, cuyo contenido plantea la reducción del gasto social, eliminación de las misiones, disminución del Estado, privatización de sectores estratégicos y regreso a una economía de puertos. Y la tercera: la que recogemos de su discurso populista y demagogo, lleno de contradicciones y de mentiras, irresponsable cuando comete errores, ofensivo contra los funcionarios públicos y contra el pueblo en general y con un gran desprecio por los sectores más vulnerables.
Son varios los actores de la derecha venezolana que han salido a denunciar la intención de estos sectores de extrema derecha de aplicar en Venezuela un paquetazo neoliberal, como el adoptado en la década del noventa en nuestro país, y que en la actualidad se está aplicando en Europa. La oposición no ha discutido las ideas planteadas en estas denuncias, sino que ha optado por descalificar al mensajero.
No maten el mensajero, por el contrario respondan las siguientes preguntas: ¿firmó o no firmó el programa de la MUD el precandidato Capriles? ¿Ese programa de la MUD contiene políticas neoliberales como la disminución del gasto social, la disminución del Estado, la liberación de precios, entre otros? ¿Si la derecha apoya las misiones, por qué las mismas no se aplican en las gobernaciones donde gano la derecha? Son preguntas que no han tenido respuestas y que sumadas al pasado político, a la clase social a la que pertenece y a los sectores que lo acompañan y lo financian nos hacen concluir que el señor Capriles representa lo más rancio de la ultraderecha venezolana y defiende las políticas neoliberales que tanto daño le han hecho a los pueblos del mundo.
Héctor Rodríguez Castro