«Esta es la mano sucia de Chevron», dijo el mandatario ecuatoriano tras haber buscado en una de esas piscinas con el fin, dijo, de mostrar la «verdad»
QUITO. El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, denunció ayer que la petrolera estadounidense Texaco, luego adquirida por Chevron, dejó más de 1.000 piscinas de desechos petroleros regadas por los campos que operó en la Amazonía.
«Esta es la mano sucia de Chevron», dijo Correa tras haber metido la mano en una de esas piscinas con el fin, dijo, de mostrar la «verdad» sobre las prácticas por las que Chevron, como nueva dueña de Texaco, que operó en este país de 1962 a 1999, fue condenada en Ecuador a pagar una multimillonaria indemnización.
Respuesta
Correa visitó ayer el antiguo pozo de Texaco Aguarico 4, en la provincia de Sucumbíos, para responder a la campaña mediática de «mentiras» de la que acusa a Chevron, la cual ha demando a Ecuador ante el tribunal de arbitraje de la Corte Internacional de La Haya.
«Éste es uno de los mayores desastres ambientales que ha sufrido el planeta», aseguró Correa, para quien supera a los conocidos casos de British Petroleum en el Golfo de México y el de Exxon Valdez en Alaska.
«Esto es Chevron Texaco, esto es lo que dice que no existe», añadió el mandatario mientras intentaba mantener el equilibrio sobre los troncos que cubrían parte del reservorio de desechos en el pozo Aguarico 4, que dejó de operar hace unos 26 años.
Acción aceptada
El tribunal de La Haya ha aceptado la acción de Chevron, lo que para Correa es una «barbaridad jurídica» y una demostración de que en el mundo manda el poder del capital. «Sólo unidos» se puede enfrentar a «los millones» de dólares que ha invertido Chevron, añadió el mandatario tras agradecer a países amigos como Venezuela y Nicaragua que se han solidarizado con Ecuador en esta causa.