La cantante de Bad Romance cree saber muy bien de dónde proceden esos kilitos que ha ganado en los últimos días. Y es que los platos de Joanne Trattoria, el restaurante que su padre posee en Nueva York, parecen ser los responsables.
«Me encanta la pasta y la pizza. Por eso, cada vez que voy allí no puedo dejar de comer», lamenta.
Sin embargo, y a pesar de que reconoce haber empezado una dieta para compensar estos abusos, Lady Gaga no se arrepiente lo más mínimo de ponerse las botas cada vez que va al restaurante.
Agencias