¿Cuál es la razón para que los expertos no valoren los triunfos de un lanzador? Max Scherzer tiene más victorias que nadie y nadie lo ve como candidato al Cy Young
Max Scherzer lanzó siete excelentes entradas el domingo. Ponchó a 12 bateadores, permitió cinco imparables y permitió solamente una carrera… pero no se acreditó la victoria. Y esta falta de apoyo de carreras probablemente mejoró la posición de Scherzer con los fanáticos de las estadísticas.
Scherzer ha disfrutado uno de los mejores apoyos de carreras en las Grandes Ligas esta temporada -un promedio de 5.53 carreras por partido, previo a su siguiente inicio programado para el viernes- que, basado en tuits y comentarios que he visto y escuchado, es de alguna forma visto como algo negativo por algunos amantes de las estadísticas. Como si su récord de 19-3 se basara solamente en el apoyo de carreras. Ese punto de vista ignora el hecho de que Scherzer ha sido un pitcher dominante independientemente del apoyo de carreras. Él encabeza la Liga Americana en WHIP, es segundo en ponches, quinto en entradas lanzadas y quinto en efectividad.
“Incluso con menos carreras, él tendría una gran temporada, su repertorio es muy bueno», dijo Joe Maddon, mánager de Tampa Bay. «Es mi opinión. Independientemente del apoyo de carreras, vean todo lo que hace él. Es sobresaliente. Quizá tendría una o dos victorias menos con apoyo de carreras más bajo, no lo sé. Pero de todos modos es bueno».
El debate sobre Scherzer es un ejemplo del creciente ataque a la victoria como estadística de pitcheo. Largamente considerada como una de las principales mediciones de alto rendimiento en el béisbol (fuera de una noche honoraria con un bobblehead), la victoria ha recibido críticas que raramente se ven fuera de un programa de Fox o MSNBC. Incluso hay una campaña en Twitter con el hashtag #killthewin. Lo único que falta es Miley Cyrus promoviendo la atención para eso.
Ahora, reconozco que a veces, la victoria es más acerca del momento correcto y no de la actuación. Y no solamente me refiero al apoyo de carreras.
Por ejemplo, ¿por qué el pitcher abridor debe trabajar cinco entradas para ser elegible para acreditarse la victoria, mientras un relevista puede acreditarse una si consigue un solo out que llegue en el momento adecuado? La semana pasada, Danny Salazar, de Cleveland, ponchó a nueve rivales en labor de 3 entradas y 2 tercios, sin permitir carrera, y salió del partido con la ventaja, pero no pudo acreditarse la victoria porque no trabajó las cinco entradas requeridas. En lugar de eso, el relevista Bryan Shaw se acreditó la victoria pese a lanzar solamente dos episodios.
Lo mismo le ocurrió a Matt Moore, de Tampa Bay, quien lanzó tres entradas colgando el cero, y tenía una ventaja de 2-0 antes de que un retraso por lluvia de dos horas finalizó su noche el sábado. Luego el relevista Brandon Gomes se acreditó la victoria al lanzar una entrada en la victoria eventual por 7-0. Por otra parte, el abridor de los Mellizos Andrew Albers sufrió la derrota trabajando cuatro entradas. Un abridor puede anotarse la derrota en cualquier momento, pero debe trabajar cinco entradas para acreditarse la victoria. Los estándares se ponen muy altos para los abridores.
Los abridores también son perjudicados cuando lanzan bien y durante el tiempo necesario, pero el bullpen echa a perder la ventaja. (Ese fue el caso con Scherzer el domingo). Peor aún, el relevista culpable ocasionalmente se roba la victoria (como Drew Smyly lo hizo en ese partido) cuando su ofensiva responde rápidamente.
Así que hay defectos obvios con la victoria. Pero ese es el caso con todas las estadísticas. Ninguna de ellas dice la historia completa acerca de cualquier actuación. Y por eso ustedes deberían considerar la mayor cantidad de estadísticas posibles, y luego ponerlas a todas en el contexto apropiado.
Carl Willis, coach de pitcheo de Seattle, dice que él ve a la victoria más como una estadística de equipo, pero también piensa que es importante como una estadística individual.
«Debes salir y lanzar en el juego, poner fuera al otro equipo, evitar que se embasen, impedir que crucen el plato», dice Willis. «Ésa es la clave — darle a tu equipo una oportunidad para ganar». Eso es lo importante acerca de la victoria, especialmente para los abridores. Aunque hay excepciones obvias, una victoria usualmente refleja que el pitcher abridor hizo su trabajo, que -usando el lenguaje vernáculo- se «ganó» la victoria.
«Nos guste o no, esto no es diferente respecto a un promedio de bateo de .300», afirma Maddon. «Los bateadores siempre determinarán su propio valor por ese número. Es lo mismo con los pitchers y las victorias. Ellos siempre querrán más victorias, y entre más alta sea la cifra, mayor será su auto-estima y probablemente lanzarán mucho mejor.
«No tengo una sensación buena o mala acerca de eso; simplemente es así. Quizá se necesiten 20 o 30 años para reeducar a los peloteros jóvenes que lleguen acerca de que no vivan y mueran por un promedio de .300 o 20 victorias. Mientras tanto, no entiendo por qué hay tanta preocupación y controversia al respecto. Es lo que es».
Quizá los amantes de las estadísticas apreciarían más la victoria si fuera algo distinto, algo mucho más complicado y matemáticamente retador. Quizá les gustaría más si incluyera cálculos complejos que incluyeran el apoyo de carreras, efectividad ajustada, analíticos avanzados de fildeo, WAR, factores del estadio y humedad, y que recibiera el nombre de tWIN.
¿La victoria podría ser mejor? Seguro. Pero una de las razones por las que me gusta la victoria es por su simplicidad. Pese a sus limitaciones claras, la victoria es una estadística divertida y con largo arraigo que nos dice rápidamente algo acerca de un pitcher — ¿cuántos pitchers malos ganan 18 partidos en una temporada o 200 en una carrera? — aunque de ninguna forma nos dice todo. Nadie dice que la victoria es el árbitro definitivo para algo relacionado con el lanzador. Es solamente una de muchas estadísticas para su consideración.
Así que no le hablen a los francotiradores. No hay necesidad de matar a la victoria. Estamos lo suficientemente atentos como para no sobrevalorarla. Pero tampoco para devaluarla por completo.
Ahora, si los aficionados de las estadísticas le quieren declarar la guerra al salvamento, yo estaré ahí a su lado, ayudando a alimentar el cinturón de municiones.
Jim Caple / espn.com