El papa Francisco criticó hoy a todos aquellos que alardean de ayudar a los pobres y aseguró que se trata de un «pecado muy grave», por lo que defendió obrar siempre en esos casos «con ternura y humildad».
Así habló el pontífice durante su discurso a un grupo de pobres y presos en la catedral de Cagliari, en la isla de Cerdeña (Mediterráneo).
El papa dedico su alocución a la solidaridad y a la caridad hacia los más necesitados y destacó que a veces se ve «arrogancia» en la ayuda a los pobres.
«Algunos alardean, se llenan la boca con los pobres, algunos instrumentalizan a los pobres por interés personal o de su grupo. Lo sé, es humano, pero no está bien», aseveró elpapa.
Agregó que es «un grave pecado. Sería mejor que se quedasen en casa antes de usar a los pobres por su propia vanidad».
En la catedral de Cagliari estaban presentes 136 pobres que viven gracias a la ayuda de Caritas, así como veintidós detenidos procedentes de varias cárceles de Cerdeña.
«Todos tenemos miserias y dificultades. Nadie es mejor que otro, todos somos iguales ante Dios», dijo Bergoglio.
Advirtió de que la palabra «solidaridad» parece «que vaya a ser eliminada del diccionario» porque es algo que «molesta» ya que implica tener que ocuparse de los demás, de los que más lo necesitan.
El pontífice recordó que la Iglesia «tiene una fuerte responsabilidad para sembrar la esperanza con obras de solidaridad, pero siempre buscando colaborar de manera mejor con las instituciones públicas».
En su segundo viaje por Italia (el primero fue a la isla de Lampedusa), Francisco volvió a elegir un lugar símbolo de las dificultades, pues Cerdeña es una de la regiones más afectadas por la crisis económica.
El papa inició su visita a Cagliari con un discurso centrado en el drama del desempleo y después ofició una misa ante el Santuario de Nuestra Señora de Bonaria (traducible por «Buen aire»), que da el nombre a la capital de Argentina y su ciudad natal.
Francisco también pronunciará un discurso en la Pontifica Universidad y tendrá un encuentro con los jóvenes en el paseo marítimo de la capital de la Cerdeña.
EFE