En Venezuela, o hay dialogo para la paz, con reconocimiento y respeto a la oposición, al disenso y a la crítica, o hay estallido social, como advierte Cabello
El señor Diosdado Cabello ha manoseado estos días la posibilidad de que ocurra un estallido social en Venezuela, en la clásica estrategia de atribuir a los adversarios situaciones, hechos o palabras que sirven de advertencia a las propias filas de sus seguidores.
Reseña el diario oficialista Correo del Orinoco las palabras del presidente de la Asamblea Nacional en tres contundentes párrafos:
1.- «Ahí andan ahora hablando de un estallido social, que aquí van a reventarse las cercas, que el pueblo no aguanta, que van a salir a la calle, esa es la derecha. Desde aquí, desde Achaguas, tierra de hombres y mujeres vergatarias, les digo: el día que el pueblo vuelva a salir a la calle sabe para dónde va a coger».
2.- «Al respecto, recalcó que el día que el pueblo vuelva a salir sabe «pa’ dónde va a agarrar», porque conoce quiénes son los enemigos de la Patria, sabe quiénes son los que están entregándole la patria al imperio y sabe quiénes son los dueños de los medios oligarcas».
3.- «Ellos (dirigentes de la oposición) de alguna manera quieren volver a atacar nuevamente al pueblo. Bueno, ante eso compañeros hay que estar unidos, unidad, lucha, batalla y victoria».
Al señor Cabello hay que recordarle que un Estado que no esté en capacidad de satisfacer niveles básicos de orden público y seguridad carece de legitimidad frente a sus ciudadanos. Y un gobierno que además amenace con un estallido social, advirtiendo que sus seguidores sabrán «qué hacer» o «a dónde ir»… no puede estar en el poder, pues actúa como una pandilla de delincuentes violando el contrato social establecido en la Constitución y retomando los niveles más primitivos de actuación, que los acerca sin duda a los orígenes de su debut en política en 1992, cuando intentaron, entre ellos Diosdado Cabello, un golpe de Estado en Venezuela.
El dilema en nuestro país está planteado, no desde el irrespeto de los ciudadanos a la Ley, sino de la regularidad con la que los funcionarios de Estado violan las normas. Ese es el disparador más peligroso que puede llegar a colapsar el sistema social y político en Venezuela si se llega a encontrar con la escasez de recursos económicos necesarios para seguir la farsa.
La revolución bolivariana, está claro, no es lo que lo que prometió Chávez a sus seguidores, pero atornillada a un barril de petróleo ha ido a flote con las mareas y vaivenes que los recursos económicos le han permitido. Y el de Maduro no es un gobierno nuevo, es la continuidad de un gobierno ya viejo y fracasado, que va para 15 años en el poder y que está a punto de estallarle en la cara al sucesor.
En Venezuela, o hay dialogo para la paz, con reconocimiento y respeto a la oposición, al disenso y a la crítica, o hay estallido social, como advierte Cabello. Un tema urgente, por cierto, que ya comienza a discutirse en el seno de la Fuerza Armada Nacional…
Rocío San Miguel