La próxima revolución industrial está en camino: hágalo-usted-mismo.
Gracias a software de diseño de punta y las más avanzadas cortadoras láser computarizadas, así como las impresoras 3D y otras máquinas de manufactura, los diseñadores e inventores están tornando sus ideas en realidad y llevándolas al mercado mucho más pronto y por un costo más bajo de lo que había sido posible.
Enviar diseños digitales por internet a microfábricas reduce los costos, el desperdicio y acorta las cadenas de suministro. Y los objetos que se están produciendo no son sólo las tradicionales artesanías en plástico y madera sino dispositivos de alta tecnología e inventos que se están vendiendo por millones -y que producen millones de dólares- en todo el mundo.
Un ejemplo es Square, otra superexitosa compañía del fundador de Twitter Jack Dorsey, que hace unos minilectores de tarjetas de pagos que se pueden conectar a teléfonos inteligentes o tabletas.
La firma compitió con la industria de la banca mercantil estadounidense y ahora está valuada en US$3.200 millones apenas dos años y medio después de haber salido al mercado.
La comuna
El cofundador de Square, Jim McKelvey, hizo los prototipos para el dispositivo en un taller comunitario de Menlo, California. Es uno de los varios lugares que ha fundado TechShop, pionero del movimiento hágalo-usted-mismo.
Los miembros pagan US$125 al mes para acceder a herramientas, maquinaria y programas de computador que valen más de un millón de dólares e incluyen máquinas de control numérico computarizadas, cortadoras láser, impresoras 3D, así como clases para aprender cómo usar toda la tecnología.
«Ganas acceso a un laboratorio de investigación personal por el equivalente de lo que cuesta una adicción al café», señala el director ejecutivo de TechShop Mark Hatch.
Fundado en 2006 con fondos donados por inversores aficionados y fabricantes apasionados, TechShop tiene seis centros en EE.UU., cada uno con alrededor de mil afiliados. Y la compañía acaba de anunciar que se propone recaudar US$60 millones para financiar una expansión.
Lo virtual hecho real
Usando programas para diseño 3D como el de Autodesk -le explica Hatch a la BBC-, «uno puede preparar todo el modelaje en el mundo virtual y hacerlo real».
Luego, el software convierte el diseño en instrucciones para la máquina que el diseñador quiera utilizar.
Hatch pasa a mencionar varias otras ideas exitosas que vieron la luz en TechShop, como Type A Machines, un fabricante de impresoras en 3D; Clustered Systems, que hace sistemas de refrigeración de bajo consumo de energía para centros de datos; y Lightning Motorcycles, creadores de las motocicletas eléctricas más rápidas del mundo.
«Estas impresionantes innovaciones que han germinado en el movimiento hágalo-usted-mismo están imponiéndose sobre productos de las más grandes compañías del mundo», señala, orgulloso, Hatch.
«Es la democratización de la revolución industrial», exclama.
El profesor Neil Gershenfield, director del Centro de los bits y átomos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) en Boston, está desarrollando un concepto similar con sus Fab Labs, centros de fabricación digital local que buscan estimular la invención y el espíritu empresarial.
Hay unos 150 Fab Labs en todo el mundo.
Recreando al mundo
Según un estudio realizado por los analistas de la industria de la impresión 3D Wohlers Associates, las ventas de servicios y productos de «fabricación por adición» alcanzarán US$3.700 millones en 2015 y 10.800 millones en 2021.
«En 20 años, esta nueva revolución industrial va a tener un impacto mucho más grande que el que internet tuvo jamás», pronostica Hatch.
«Se trata del espacio físico, no del virtual. Y ya está recreando al mundo». Derek Elley, cofundador de Ponoko.com, un proveedor de servicios hágalo-usted-mismo, concuerda.
«En el pasado, uno tenía que convencer a un fabricante para que hiciera un prototipo y luego convencer a un minorista para que vendiera el producto», recuerda Elley, en conversación con la BBC.
«Ahora la manufactura digital e internet hacen mucho más fácil que uno cree, haga y venda los productos», añade.
«Estamos en el momento crítico en términos de la tecnología».
100.000 diseñadores usan los servicios de Ponoko y han producido más de 300.000 productos en total, presume Elley. Hay cinco centros de manufactura en el mundo: Italia, Alemania, EE.UU., Nueva Zelanda e Inglaterra.