El Gobierno venezolano expresó hoy su repudio a la decisión de Estados Unidos de expulsar al encargado de negocios de Caracas en Washington, Calixto Ortega, y a otros dos funcionarios, tomada tras adoptar Venezuela una medida similar el pasado lunes.
En un comunicado, la Cancillería «repudia la expulsión del encargado de Negocios de la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en Washington, Calixto Ortega Ríos; así como de la segunda secretaria de la Embajada, Mónica Sánchez; y la cónsul, Marisol Gutiérrez, del Consulado de Venezuela en Houston».
A juicio del ministerio de Exteriores la expulsión de los diplomáticos venezolanos no puede considerarse «recíproca» por «la conducta inequívoca» de sus funcionarios.
Según el Ministerio, los diplomáticos venezolanos expulsados «no han osado en ningún momento sostener reuniones con grupos contrarios al Gobierno del presidente Barak Obama o con personas interesadas en actuar en contra del Gobierno estadounidense».
Por ello señala que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, «desea reivindicar» la labor de los diplomáticos expulsados.
Además, el Gobierno «rechaza categóricamente» las declaraciones de la hasta hoy encargada de Negocios de Estados Unidos en Venezuela, Kelly Keiderling, que considera «una confesión de la abierta injerencia en los asuntos internos de Venezuela, razón por la cual la funcionaria fue declarada como persona no grata».
Keiderling rechazó ayer las acusaciones del Gobierno de Maduro de haber alentado planes de desestabilización y de sabotaje en el país y aseguró que sostuvo reuniones con sectores de todo tipo de la sociedad civil venezolana con el fin de conocer sus opiniones.
Maduro anunció el lunes la expulsión de Keiderling, de Elizabeth Hoffman, de la sección política, y del vicecónsul Dave Moo, tras acusarles de reunirse con «la extrema derecha venezolana» con el fin de brindarle un apoyo que ha servido para «alentar acciones para sabotear el sistema eléctrico, para sabotear la economía venezolana».
EFE