La inversión china no resuelve por sí sola los problemas por los que atraviesa la economía venezolana. Todavía está pendiente la definición de un programa macroeconómico para hacer frente a la disminución de los ingresos del país y, en consecuencia, la disminución de las reservas internacionales y la limitada capacidad del Banco Central de Venezuela para proveer de dólares a la actividad económica
Leopoldo Puchi
Los nuevos acuerdos de cooperación alcanzados con China representan una importante inyección de recursos a la economía venezolana, que no dispone en la actualidad de las divisas suficientes para incrementar la producción petrolera, ejecutar obras de infraestructura o realizar las importaciones necesarias para sostener la actividad industrial y el consumo. Aunque es cierto que el préstamo fue menor que en oportunidades anteriores, también vale resaltar que China ha tomado la decisión de invertir directamente 14mil millones de dólares en la industria petrolera, lo que no había hecho en tal magnitud con anterioridad, pues el Fondo Chino-Venezolano es de aportes en forma de préstamos.
¿Quién puede estar en desacuerdo con nuevas inversiones? Que éstas provengan de China no debe sorprender, porque es el país con mayor disponibilidad de divisas y el principal comprador de bonos de Estados Unidos. En Latinoamérica son numerosos los países que han firmado acuerdos con China. Dinero disponible y en condiciones que nadie cataloga de negativas o inconvenientes. En el caso venezolano se le añade un componente adicional, como es la decisión de separarse del dispositivo geopolítico, económico y militar estadounidense en el que anteriormente se ubicaba el país. Esto, por supuesto, no es del agrado de Washington, pero no tiene por qué molestar a los venezolanos.
Ahora bien, la inversión china no resuelve por sí sola los problemas por los que atraviesa la economía venezolana. Todavía está pendiente la definición de un programa macroeconómico para hacer frente a la disminución de los ingresos del país y, en consecuencia, la disminución de las reservas internacionales y la limitada capacidad del Banco Central de Venezuela para proveer de dólares a la actividad económica, lo que se expresa en los problemas de escasez de divisas por la que se atraviesa y su impacto feroz sobre los precios.
Quizás en lo inmediato se tomen algunas medidas tácticas de carácter económico dirigidas a disminuir la presión sobre el dólar paralelo y garantizar las provisiones de las fiestas navideñas. Pero de inmediato vendrá el momento de las grandes definiciones frente a un problema tan serio, como es la presión del sector privado para “proteger” los dividendos y colocarlos en el exterior. En particular en lo que se refiere a las operaciones del capital importador, cuyas ganancias representan una sostenida y maciza presión sobre el dólar paralelo. ¿Cuál será la solución? ¿Las manejará el Estado? En todo caso, el país espera por una visión global y un plan completo. Posiblemente se le dará a conocer luego de las municipales.