Inflación récord, escasez de productos básicos, criminalidad, apagones… Entre el desencanto y la indulgencia, algunos chavistas consideran que la Venezuela gobernada por Nicolás Maduro está peor que con Hugo Chávez, aunque también culpan de los problemas a la oposición.
«No consigo arroz, harina, aceite o mantequilla. Los alimentos hay que pescarlos de supermercado en supermercado y todo está más caro, el dinero casi no me alcanza», dice a la AFP Isabel Sánchez a la salida de un mercado informal de la populosa barriada de Petare, en el este de Caracas.
A casi seis meses de gobierno de Nicolás Maduro, que asumió el 19 de abril, los venezolanos encaran una inflación acumulada a agosto de 32,9% -la más alta de Latinoamérica- y una escasez cíclica de productos que se ha acentuado en las últimas semanas.
Para Sánchez, un ama de casa de 45 años, estos problemas ya existían bajo el gobierno de Hugo Chávez, pero «ahora se sienten mucho más (porque Maduro …) está aprendiendo a gobernar» y tiene una «oposición que lo ataca siempre».
«Si quieres leche tienes que hacer cola, y si vas a un supermercado compras leche, pero no hay arroz. Ahora hay más delincuencia, hay más escasez, todo es un rollo (problema)», agrega por su lado Francisco, mientras pela una a una las yucas que vende en el mercado.
Francisco, que tiene siete hijos y se considera un «chavista de corazón», describe la situación de forma más tajante: «Con Chávez estábamos mucho mejor, lo que está a la vista no necesita anteojos», opina.
Maduro, ministro de exteriores durante seis años y sucesor designado por Hugo Chávez poco antes de morir, lo que fue ratificado por estrecho margen en comicios anticipados poco después, atribuye la escasez a una «guerra económica» o a «sabotajes» de la oposición y los empresarios, que acaparan productos para generar descontento social e inestabilidad.
Maduro inició su mandato ya con críticas por cómo manejó la enfermedad y la muerte de Chávez, y en estos meses de deterioro económico se le ha cuestionado además por sus constantes denuncias de planes de magnicidio en su contra y hasta por algunos lapsus lingüísticos en sus discursos.
Pero también se le reconoce su apertura en la relación con el sector privado, su activación de la lucha contra la extendida corrupción -un tema tabú para Chávez- y sus anuncios -todavía no concretados- de flexibilización del control cambiario, una de las causas de la crisis económica.
«Chávez tenía una cualidad extraordinaria para comunicar, era didático. Maduro lo quiere emular, pero no termina de encontrar un estilo propio que defina su liderazgo», explica a la AFP el politólogo y profesor universitario Nicmer Evans.
«Son 150 días, no estamos en tiempo para hablar de una decepción. La población chavista está evaluando si su gestión es coherente con la línea de Chávez y su construcción de liderazgo», agrega.
Francisco cree en el discurso del jefe de Estado. «Esto es en parte un sabotaje como hicieron al principio con Chávez. Al comandante le hicieron la guerra no sólo con los alimentos sino con la gasolina». Pero antes, «si hacía falta leche, Chávez se iba para Argentina, faltaba el pollo, y se iba para Brasil. Chávez se movía», compara.
«Pensé que este país iba a caminar como con Chávez, pero no es así. Aquí falta todo. Me arrepiento de haber votado por Maduro. No está manejando bien las cosas», replica desde su puesto, a pocos metros de Francisco, Narcelis Páez, mientras sigue acomodando paquetes de leche en polvo.
La tertulia se anima. Ismael Rondón, de 52 años y que vive con cuatro hijos en Petare se suma y coincide en salir en defensa del gobierno más allá de los problemas. «Los empresarios acaparan los productos para decir después que es el gobierno».
«La situación en el país puede mejorar. Hay que esperar porque Maduro no tiene ni seis meses. Hay que darle más tiempo, está apenas empezando», agrega.
Sin embargo, muchos venezolanos también consideran que ha empeorado la inseguridad, que en 2012 causó 16.000 homicidios en Venezuela, lo que que representa una tasa de 54 asesinatos por cada 100.000 habitantes, la más alta de Sudamérica.
Maduro reitera casi a diario que continuará la «revolución de Chávez» pese a las dificultades que enfrenta su gobierno, las cuales, para la oposición, son resultado de la ineficiencia en la gestión de los chavistas tras 14 años en el poder.
«No me arrepiento de haber votado por Maduro porque la responsabilidad que le dieron a él es demasiado dura. Él estaba preparado para algunas cosas pero nunca pensó enfrentar lo que está enfrentando», concluye Sánchez y parte con sus compras hacia otro sitio en busca de los alimentos faltantes. AFP