El presidente sirio Bashar al Asad afirmó en una entrevista que será candidato a las elecciones presidencias del 2014 «si el pueblo quiere», en un país en plena guerra civil y donde el régimen está acusado de matar a civiles con armas químicas.
El conflicto en Siria comenzó hace dos años y medio cuando una revuelta pacífica se convirtió en una insurrección para derrocar el régimen de Asad, que intentó aplastar las protestas y rechazó en numerosas ocasiones abandonar el poder.
Su dimisión es el principal escollo en las negociaciones internacionales para encontrar una solución política al conflicto, que ha dejado más de 115.000 muertos y ha obligado a un sirio de cada cuatro a huir de su hogar. Dos millones están refugiados en los países vecinos.
Para la oposición apoyada por los países árabes y occidentales, cualquier negociación de paz debe pasar necesariamente por la marcha de Asad, mientras que el régimen y sus aliados, en especial Rusia, rechazan cualquier condición previa.
«Si siento que el pueblo sirio quiere que sea presidente en una próxima etapa, me presentaré», afirmó Asad en una entrevista a la cadena opositora turca Halk-TV, difundida el viernes por la noche por la agencia oficial Sana.
«Si la respuesta es no, no lo haré», indicó el presidente sirio, cuyo mandato finaliza en 2014, y añadió que la respuesta sería «más clara dentro de cuatro o cinco meses».
Asad acusó al primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, de ser «corto de luces», «fanático» y «mentiroso», e indicó que Ankara pagaría «muy caro» su apoyo a los rebeldes sirios, que el régimen califica de «terroristas».
«(Los rebeldes) no tienen nada que ver con el Islam. Vienen de todo el mundo, de más de 80 países para llevar a cabo la yihad (guerra santa) y crear este Estado (islámico)», sostuvo el presidente sirio.
En el norte de Siria, en la zona fronteriza con Turquía, un potente grupo yihadista vinculado a Al Qaida, el Estado Islámico en Irak y Levante (EIIL) está ganando terreno.
Este grupo, que combatió durante mucho tiempo junto a los rebeldes más «moderados», apoyados por países árabes y occidentales, es ahora cada vez más hegemónico en esta región.
Maher al Asad «en buena salud»
El presidente Asad, quien no suele referirse a cuestiones familiares, desmintió los rumores que apuntaban a la muerte de su hermano menor Maher, el todopoderoso jefe de la Guardia Republicana y de la cuarta división encargada de la seguridad de Damasco.
«Todos los rumores sobre nuestra familia durante la crisis son mentiras sin fundamento (…). Maher se encuentra allí, dedicado a su trabajo, y en buena salud», aseguró Asad.
En el terreno, al menos 28 personas –20 milicianos favorables al régimen y ocho civiles– murieron en incursiones y ataques entre rebeldes y fuerzas del régimen en los alrededores de Al Metrass, una localidad de mayoría sunita en la región costera de Tartus, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Las tropas del régimen bombardearon también el bastión rebelde de Moadamiyat al Cham, cerca de Damasco, una de las zonas afectadas por el ataque con armas químicas del pasado 21 de agosto.
Respecto a la misión conjunta de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) y Naciones Unidas, que llegaron el martes para catalogar el arsenal químico a desmantelar, Asad negó otra vez que su ejército utilizara este arsenal contra la población civil el 21 de agosto cerca de Damasco, tal y como asegura Estados Unidos.
Este ataque, confirmado por los expertos de la ONU pero que no designaron a los autores, provocó que los países occidentales amenazaran con un ataque contra el régimen de Damasco.
No obstante, un acuerdo entre Moscú y Washington sobre el desmantelamiento del arsenal químico sirio, aprobado en una posterior resolución de la ONU, alejó la posibilidad de un ataque.
Los expertos tienen previsto comenzar la próxima semana las inspecciones y el desmantelamiento del arsenal de armas químicas, estimado en 1.000 toneladas.
El ministerio de Relaciones Exteriores de Polonia anunció que el fotógrafo polaco Maciej Suder, secuestrado en julio en Siria, está «vivo». Debido a los numerosos secuestros, Siria está considerado actualmente el país más peligroso del mundo para los periodistas.
AFP