Venezuela soporta una penuria de divisas debido al aumento de importaciones, pagos crecientes de deuda y falta de consenso económico en el seno del chavismo, que anulan la bonanza esperada por ingresos petroleros cercanos a 100.000 millones de dólares anuales.
La consecuencia es que en los últimos meses, la cotización del billete verde en el mercado negro casi septuplica la del mercado oficial, de 6,3 bolívares.
Con un sistema de férreo control cambiario que cumple una década, ni siquiera el aluvión de petrodólares (93.000 millones en 2012) puede frenar la escalada del billete verde en el mercado negro, cuya cotización está prohibido por ley divulgar.
Además, el llamado sistema complementario de asignación de dólares instaurado hace algunos meses y que funciona a base de subastas -a entre 10 y 12 bolívares- está trabado desde hace semanas.
«El gobierno tiene una disponibilidad de dólares mucho más restringida por una combinación de factores. En 2012 se dispararon las importaciones, y entre abril y agosto de este año se incrementaron (nuevamente) para combatir el desabastecimiento de productos. Además, hay un estancamiento del precio del petróleo, (y) una caída moderada de la producción», explica a la AFP el economista Luis Vicente León, presidente de la consultora Datanálisis.
Las reservas internacionales rondan los 22.000 millones de dólares, el nivel más bajo desde 2004, afectadas también por la caída del precio del oro.
El Estado venezolano realizó importaciones en 2012 por 65.000 millones de dólares, sobre todo en concepto de alimentos y otros productos, una cifra muy superior a los 51.400 millones del año anterior.
«Las importaciones demasiado altas del año pasado mermaron la caja del Banco Central. Con lo que entró neto a caja casi no da para pagar las importaciones», señaló José Guerra, exdirectivo del Banco Central de Venezuela (BCV).
Para León, la falta de dólares en el mercado también responde al conflicto interno «entre radicales y pragmáticos» en el chavismo, que bloquea la aparición del tercer sistema cambiario anunciado por el gobierno de Nicolás Maduro para flexibilizar el acceso a divisas y atajar la inflación y el desabastecimiento.
La inflación es de 32,9% en lo que va de año, la mayor de América Latina comparando datos oficiales.
El Estado no está quebrado
«Hay menos divisas disponibles, pero el gobierno no está quebrado. Lo que pasa es que no hay acuerdo. El ministro de Finanzas (Nelson Merentes, considerado del ala pragmática) dice que es necesario un mercado libre, abierto y flotante. (La petrolera estatal) PDVSA dice que necesita una devaluación. (Jorge) Giordiani (ministro de Planificación, considerado del ala dura) dice que el gobierno debe mantener el control estricto y debe controlar las importaciones», explica el titular de Datanálisis.
Los ecomomistas consultados por la AFP atribuyen los desequilibrios a la cotización artificial de 6,3 bolívares por dólar, una tasa «regalada» que fomenta la importación y desalienta la producción local, toda vez que es el gobierno el que entrega los dólares para los importadores.
«Si no devalúas, no hay forma de rescatar equilibrios, porque estás generando un exceso natural de demanda para ese dólar a ese precio», explica León, que señala que el gobierno debe acompañar la devaluación con otras medidas, como acabar con los controles de precios y las expropiaciones.
Desde 2006 hasta el año pasado, el gobierno estuvo satisfaciendo parte de la demanda de dólares contrayendo deuda de forma vertiginosa, no sólo a través de bonos, sino también a través de préstamos de China, Japón o Rusia.
«No haberse endeudado este año implica menos dólares para ofrecer, y a eso tienes que sumarle que tienes que empezar a repagar deuda», que es cada vez más cara a medida que se dispara el riesgo país, explica Francisco Ibarra, director de la consultora Econométrica.
Por otra parte, la producción y la exportación petrolera han ido perdiendo fuelle poco a poco, alrededor de 400.000 barriles entre 2008 y 2012 para la media diaria, según cifras de PDVSA.
Los ingresos petroleros en el primer semestre del año fueron de casi 5.000 millones de dólares menos que en el mismo período del año anterior, según cifras del BCV
A eso se agrega que hay una mayor avidez de dólares entre los venezolanos para refugiarse de la inflación y la depreciación del bolívar.
Además, la liquidez ha crecido 64% en el último año, lo cual alienta la demanda de dólares.
«El BCV ha tenido una política monetaria muy laxa, es prácticamente un apéndice del Ejecutivo, se comporta como una autoridad monetaria que imprime bolívares de acuerdo a lo que le dicta el Ejecutivo nacional», agrega Ibarra.