Walter Alfredo Di Giusti, el hombre que asesinó a la abuela y a la tía del célebre cantautor argentino y a otras tres mujeres, murió de SIDA, mientras cumplía condena por sus crímenes en el Sanatorio Americano de Rosario
Walter Di Giusti había nacido en el sector Rosario de la Provincia de Santa Fe en la Argentina de 1962 y aunque no tenía récords criminales anteriores, cuando tenía 23 años, se convirtió en un psicópata asesino, tristemente célebre por haber asesinado a las abuelas del reconocido músico Fito Páez.
Di Giusti estudió en la escuela secundaria Dante Alighieri, donde conoció a Fito Páez. El tocaba el bajo en una banda de heavy metal, mientras que Páez estudiaba piano y vivía con su padre y sus abuelas, que realmente fungían como sus madres postizas, ya que la madre de Páez (la concertista de piano Margarita Zulema Ávalos) falleció cuando él tenía ocho meses de nacido.
Comienza el horror
La cadena de crímenes de Di Giusti comenzó el 31 de octubre de 1986, cuando, teniendo 23 años de edad y acompañado por su hermano menor, Carlos Manuel Di Giusti de tan sólo 18 años, ingresó a una vivienda de la calle Garay 1081 de la ciudad de Rosario con la excusa de efectuar tareas de plomería. Allí asesinó a golpes y puñaladas a dos mujeres: Ángela Cristofanetti de Barroso de 86 años y a su hija adoptiva Noemí, de 31años.
Una semana después, el mediodía del 07 de noviembre de 1986, en calle Balcarce 681 de la misma ciudad, los hermanos Di Giusti cometieron otro brutal crimen. En esa oportunidad balearon y acuchillaron a Belia Delia Zulema Ramírez viuda de Páez de 76 años (abuela paterna de Fito Páez), Josefa Páez de 80 años (tía abuela paterna de Páez) y Fermina Godoy de 33 años (empleada doméstica de la casa), que estaba embarazada. Se cree que Di Giusti conocía y frecuentaba la casa de sus víctimas.
Un mes después, el 04 de diciembre de 1986, Di Giusti ingresó como agente de policía a la sub-comisaría de Pueblo Esther, a 15 kilómetros al sur de Rosario, sin que nadie sospechara su responsabilidad en los crímenes contra la familia Páez, pues las investigaciones sobre el caso se tardaron casi un año en arrojar resultados.
Finalmente, Di Giusti fue delatado por un travesti de la zona, que lucía un collar que pertenecía a las abuelas de Páez y que declaró (ante un agente encubierto), que se lo había regalado su novio Walter.
Al día siguiente, la policía allanó la casa de la familia Di Giusti, a unas cuantas cuadras al norte de la familia Páez. Entre los objetos localizados, los agentes encontraron el grabador que Fito Páez le había regalado, un tiempo atrás, a su abuela Belia.
La justicia declaró culpable de los cinco asesinatos a Walter Di Giusti. Durante el juicio, se dejó entrever que Di Giusti no era más que un bajista frustrado que evidenciaba una actitud altamente envidiosa contra el músico Fito Páez. Ante el juez Benjamín Ávalos, Di Giusti confesó la autoría de los cinco crímenes y el 24 de agosto de 1987 fue condenado a reclusión perpetua en la ciudad de Coronda, provincia de Santa Fe.
Su hermano, Carlos Manuel Di Giusti, que en ese momento tenía 19 años, estuvo detenido bajo libertad condicional por su participación en los hechos. Todo ese tiempo fue seguido de cerca por la policía de Rosario por considerarlo de carácter peligroso.
Una vez recluido en la cárcel, Di Giusti fue pasado a retiro obligatorio de la policía: siguió cobrando el 70 por ciento de su salario durante seis años más, hasta noviembre de 1993. Nueve años después de su reclusión perpetua, en mayo de 1996, la defensa de Di Giusti logró que la reclusión perpetua se redujera a 25 años.
Luego, en agosto de 1997, requirió una conmutación y obtuvo un beneficio que le bajó la condena a 24 años y siete meses. Finalmente y teniendo en cuenta que en la cárcel había sido contagiado de SIDA, la defensa solicitó que Di Giusti cumpliera la pena en su casa, ubicada en calle Güemes 2130 de Rosario.
Tras un examen médico, los forenses le informaron que el expolicía estaba prácticamente ciego. Esto fue clave para que el magistrado dispusiera el arresto domiciliario, pero un año después, en 1998, Walter Di Giusti fue visto paseando por las calles de Rosario.
Se descubrió que Di Giusti iba todos los días a un bar cercano a su domicilio. También, a pesar de que Di Giusti tenía el beneficio del arresto domiciliario por una supuesta ceguera, varios testigos lo habían visto manejando un automóvil Fiat 600 de color amarillo.
El 27 de mayo de 1998 se logró comprobar que Di Giusti había violado las normas del arresto domiciliario, pues no estaba en su casa y el 03 de junio de 1998 fue ingresado en la cárcel de Rosario para que cumpliera la debida condena. El magistrado se basó en el informe de una junta médica que dictaminó que el expolicía no presentaba complicaciones médicas previsibles.
Sin embargo, cinco días después, Di Giusti se descompensó, por lo que fue internado en un hospital y luego trasladado al Sanatorio Americano de Rosario, donde falleció el 12 de junio de 1998 a causa de SIDA.
Envidioso neurótico
Cuando Walter Di Giusti fue detenido en 1987, la justicia ordenó que le realizaran pericias físicas y mentales. Un médico forense consideró que se trataba de un músico frustrado y que tenía trastornos neuróticos severos. El condenado admitió que envidiaba a su excompañero de colegio, Fito Páez, que se había convertido en un célebre músico.
Edda Pujadas / Twitter: @epujadas