Cada vez es más común ver a niños muy pequeños utilizando smartphones, tablets y todo tipo de dispositivos tecnológicos que encuentren al alcance de su mano. Son pocos los padres que logran resistirse al pedido de un teléfono celular por parte de sus hijos, ya que estos justifican su pedido asegurando que todos sus amigos ya los tienen.
Pese a las ventajas que puede tener un teléfono en manos de nuestros hijos –como por ejemplo, darnos acceso a estar permanentemente comunicados con ellos en caso de que se trasladen solos- existen algunas cuestiones que hay que tener en cuenta.
El uso del chat provoca consecuencias negativas en su escritura y en su vocabulario, ya que se acostumbran a abreviar las palabras y a suprimir la mayor cantidad de letras posible, lo cual lleva a la imposibilidad de armar oraciones coherentes y dificultades para expresarse.
En diálogo con Infobae, Graciela Quevedo -médica expositora del II Congreso Internacional de Clínica Médica y Medicina Interna en Buenos Aires, Argentina- aseguró que en el caso del uso del chat, la escritura requiere una fluidez que hace que en muchas ocasiones los interlocutores prefieran dejar de lado las reglas gramaticales y ortográficas en busca de obtener una mayor eficacia comunicativa. Esto hace que sea habitual el uso masivo de abreviaciones y contracciones, que han ido creando un nuevo sistema de codificación en el que las vocales empiezan a ser sacrificadas, al mismo tiempo que se utilizan un número creciente de iconos -conocidos como emoticones- que a modo de pictogramas electrónicos son utilizados para describir estados de ánimo, situaciones, personas e incluso algunas acciones.
«Este uso puede traer aparejadas algunas consecuencias negativas, como el desconocimiento de reglas de ortografía, lo cual lleva a su vez a la imposibilidad creciente de armar oraciones coherentes y dificultades para expresar conceptos relevantes y bien pensados o redactados. También se observa una escasez de vocabulario, que a su vez trae aparejado un agravamiento de las dificultades antedichas principalmente en el área de conceptualización, y la falta de recursos lingüísticos apropiados para transmitir pensamientos, sentimientos y vivencias, problematizando la comunicación interpersonal», indicó.
Quevedo sostuvo que, a futuro, ello puede ocasionar problemas en la vida estudiantil, en especial en los niveles terciarios, referidos a esa falta de vocabulario y la falta de pensamiento sistemático y correcto en cuanto a su estructura lógica y discursiva.
En diálogo con Infobae, Roberto Balaguer Prestes -psicólogo clínico, asesor en educación del Plan Ceibal y autor de varios libros como «La nueva matriz cultural. Claves para entender cómo la tecnología moldea nuestras mentes», «Hiperconectados. Guía para la educación de los nativos digitales» y «Vidasconect@das, La pantalla, lugar de encuentro, juego y educación en el siglo XXI»- declaró que la gran mayoría de los chicos cuyos padres poseen un smartphone comienzan a manipularlos desde temprana edad, a veces a los pocos meses de vida.
«En los mensajes de texto (SMS), la gramática, la sintaxis y la ortografía son absolutamente secundarias; lo central es transmitir y ser comprendidos, ya sea con palabras con emoticones o con lo que esté a mano. Muchas personas adultas que no tenían faltas de ortografía comienzan a dudar sobre las reglas gramaticales al ver escritas las palabras de cualquier modo. Uno escribe un SMS como habla y hablar siempre es más informal. Lo que no hay que perder de vista es que hay que enseñar con mayor énfasis las formas del lenguaje escrito en un mundo que se ha oralizado notablemente», advirtió Balaguer Prestes.
«La escritura estaba antes ligada al hecho de contar con tiempo; ahora se relaciona con las urgencias y la falta de tiempo. Antes iba de la mano de la ausencia y ahora del encuentro, al chatear en el teléfono con el SMS o el Whatsapp se está «hablando», no escribiendo», opinó el especialista.
Durante muchos años se ha hablado del temor ante la radiofrecuencia que emiten los celulares, la que en muchos casos se pensó que podría provocar daños severos e incluso cáncer. Los teléfonos celulares emiten una forma de radiación electromagnética no ionizante, que puede ser absorbida por los tejidos que están más cerca de donde se sujeta el teléfono. Es por ello que los niños que utilicen los teléfonos para jugar, navegar por Internet o chatear recibirán menos radiación en su cuerpo que aquellos que lo utilicen para hablar o lo acerquen a su cabeza.
El primer análisis publicado provino de un estudio de casos y controles a gran escala llamado CEFALO, el cual se llevó a cabo en Dinamarca, Suecia, Noruega y Suiza. Allí se evaluaron a niños de entre 7 y 19 años que fueron diagnosticados con tumores de cerebro entre 2004 a 2008. Si bien los investigadores no encontraron una relación entre el uso de teléfonos celulares y el riesgo de cáncer de cerebro, se dieron cuenta de que sus resultados no descartaron la posibilidad de un aumento leve en el riesgo de padecer esa enfermedad en los chicos que usan celulares.
Finalmente, ¿tantas horas chateando o navegando por Internet pueden perjudicar las extremidades de los chicos o provocarles problemas en la visión? «Los daños por el uso de aparatos tecnológicos, no sólo incluyen cefaleas y problemas en la vista. Hoy en día, aumentaron las consultas de padres que llevan a sus hijos a especialistas por las denominadas RSI (Repetitive Strain Injury) o Lesiones por Movimientos Repetitivos (LMR). Las manos son las más perjudicadas, seguidas por las muñecas, los codos y los hombros. Las lesiones, principalmente, se generan en los tendones lo que provoca la inflamación de los mismos e influye en la sensibilidad», advirtió Carlos Lupotti, médico traumatólogo especialista en Cirugía de Mano y Reconstructiva de Miembro Superior y miembro de la Clínica para el Diagnóstico y Tratamiento de Patología de Hombro, Codo y Mano de Buenos Aires (CLIMBA).
Lupotti indicó que los niños pueden sufrir calambres, pérdida de fuerza en las manos, hormigueo, cefaleas o fatiga visual. Estos síntomas deben ser tratados a tiempo para evitar complicaciones.
«El uso de celulares no es perjudicial de por sí. El problema es la dependencia que generan en los niños, por lo quedeben ser empleados con moderación para evitar lesiones», sostuvo y brindó tres consejos prácticos para evitar lesiones:
- Cambiar de actividad durante unos diez minutos, para dar descanso a los tendones.
- Mantener una buena postura y usar soportes donde se puedan apoyar las muñecas.
- Realizar pequeños ejercicios de elongación y extensión como rotación de muñecas y estiramiento de dedos.
Con información de Infobae