El presidente de la República, Nicolás Maduro, ha vuelto a poner en el punto de mira a los medios de comunicación, al acusar directamente a un diario de querer desestabilizar el país y crear un organismo que, según periodistas y opositores, tiene atribuciones para limitar el flujo de información.
Desde que asumió el gobierno el 19 de abril y ya desde los días previos, Maduro ha venido responsabilizando a los medios de comunicación de querer generar un entorno de inestabilidad política, de buscar desasosiego en la población con informaciones alarmistas y de tapar todo lo bueno que hace su Gobierno.
Ha asegurado que a él la prensa privada le censura, argumento que repite en cada cadena obligatoria de radio y televisión que ordena cuando inaugura una obra o quiere dar una información que considera relevante.
Sin embargo, en las últimas semanas la controversia ha pasado del verbo al hecho.
Globovisión, que cambió de dueños en mayo, fue notificado por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) de la apertura de un nuevo expediente administrativo por un informe sobre la escasez de vehículos y productos alimenticios.
El director general de Conatel, Pedro Maldonado, indicó que en el programa había «elementos que podrían generar zozobra en la ciudadanía».
La palabra «zozobra» ha estado en la motivación de varios de los otros diez expedientes que Conatel ha abierto en el pasado a Globovisión, uno de ellos cerrado con una multa por valor del 7,5 % de los ingresos brutos de 2010 -2,1 millones de dólares- por la cobertura de un motín carcelario en 2011.
La reprimenda también llegó la semana pasada a la prensa escrita y concretamente al Diario 2001.
Maduro pidió para sus dueños cárcel después de que el periódico publicara un titular de tres frases: «Usuarios se quejan por la falta de gasolina de 91 octanos», «estaciones de servicio reciben menos de la mitad de combustible de hace tres años» y «consumidores hacen colas de hasta dos horas para surtirse» en gasolineras.
«Esto es un delito, lo que está haciendo el diario 2001 (…) se lo digo suavecito si quieren: es un delito, y no lo podemos permitir quienes tenemos responsabilidades en el Estado venezolano», manifestó Maduro.
La fiscal general, Luisa Ortega, anunció la apertura de una investigación al medio tras asegurar que ella misma había comprobado que la información era falsa visitando estaciones de servicio.
El último elemento esgrimido por quienes denuncian los intentos de censura por parte del Gobierno ha sido la creación de un nuevo órgano, el Centro Estratégico de Seguridad de la Patria (Cesppa), un ente similar al Centro de Estudio Situacional de la Nación (Cesna), creado en 2010 por el fallecido presidente Hugo Chávez.
Entre sus objetivos figura «unificar el flujo informativo sobre los aspectos sensibles de la seguridad, defensa, inteligencia y orden interno, relaciones exteriores y otras instituciones públicas y privadas».
El Colegio Nacional de Periodistas (CNP) de Venezuela rechazó esta misma semana este organismo por inconstitucional y por pretender censurar y evitar que el pueblo esté informado como lo recoge la Constitución, y el partido opositor Copei solicitó este martes al Tribunal Supremo la anulación del decreto.
«La creación de un organismo político partidista, más que todo inconstitucional, lo que pretende es censurar la información y evitar que el pueblo esté debidamente informado como lo garantiza nuestra Constitución», dijo a Efe el presidente del CNP, Tinedo Guía.
Desde el Gobierno no se ha dado ninguna explicación adicional que ayude a contextualizar el decreto, publicado en la Gaceta Oficial la semana pasada.
Para el especialista en comunicación Andrés Cañizalez, profesor de Comunicación Política de la Universidad Católica Andrés Bello, hay «señales» de que el Gobierno está tomando un nuevo derrotero en su relación con los medios al pasar de las habituales acusaciones a hechos concretos.
«Son procedimientos que pudieran estar abiertos durante años pero sin duda alguna el hecho de que se formalice una investigación o un procedimiento administrativo es una señal distinta a lo que veníamos viendo, lo que veníamos viendo era una cosa meramente discursiva», dijo a Efe.
Recordó que Chávez «fustigó mucho a los medios, sin duda, pero al mismo tiempo buena parte de las crisis que tuvo su gobierno también las sorteó con su carisma».
Para Cañizalez, Maduro no tiene el carisma de Chávez y debe responder por los problemas del país, lo que, en su opinión, hace que «el tema de los medios sea en este momento para este Gobierno, en tan poco tiempo que tiene, un tema medular». EFE