Aníbal Sánchez venía como anunciándolo. Hace poco más de una semana mantuvo a Cleveland sin hits durante siete entradas, y cinco días atrás había represado a los Atléticos durante las primeras cinco. El martes, en una noche vital para su equipo, completó la faena al ganar por nueve ceros a los Reales de Kansas City y marcar -combinado con la derrota de los Medias Blancas- el arribo de los Tigres de Detroit a la azotea de la división Central de la Liga Americana.
En esa lucha tremenda que libraron los de Chicago y Detroit, el derecho de Maracay surgió en plan de figura grande. Su recta, cronometrada generalmente entre 95 y 96 millas, «pasó» a más de un impresionado bateador. Y en cuanto a la curva, remitámonos al calificativo de Ned Yost, manager de Kansas City: «devastadora».
Desde el comienzo Sánchez «dijo a qué venía», retirando en fila a los primneros once, cinco de ellos ponchados y con apenas un batazo más allá del infield. Mezcló sus envíos muy inteligentemente, brazo y mente en perfecta sincronización. La bola rápída en las esquinas, la curva bajando a veces hasta «enterrarse», solo permitió 3 hits en el camino a su noveno triunfo de la temporada apenas concedió un boleto y en la siguiente casilla acumuló diez ponchados. Inclusive uno inmenso, en el sexto, al cuarto bate Billy Butler y en situación comprometida porque tenía hombre en posición anotadora. «Fue la jugada clave», sentenció en el dogout.
Pero el venezolano tuvo elogios, asimismo, para la contribución de su compatriota Miguel Cabrera. Esta vez no fue con el bate, pues se fue en blanco en 3 turnos y la última vez que esgrimió el implemento, con Infante en segunda por doblete, «no le qusieron lanzar»: boleto intencional.
La contribución, vital, fue al campo. En el tercer inning, luego de dos hits seguidos (el primero de Alcides Escobar), otro criollo, Salvador Pérez, soltó una línea caliente por tercera que puso a prueba los reflejos de Cabrera. Salto «grande» y, al bajar, la pelota engarzada en la malla del guante.
Emoción compartida por Sánchez y júbilo general en unos Tigres que se aferran a la posibilidad de ganar la división.
Las cifras resumen muy bien el quehacer de Sánchez: juego completo, 31 bateadores con balance de 3 hits, un boleto y diez ponchados. 77 de 105 lanzamientos en strike y de quince batazos solo 3 fuera del cuadro.
Armando Naranjo
donarmandonaranjo@gmail.com
@DonArmandoN