Es que Maduro no encuentra a quién asustar y menos convencer y en esas le da por inventar una brújula
Leandro Area
Quién en su sano juicio pudiera explicar cuándo y dónde les nació ese prurito de ocasión que le ha dado ahora al gobierno por mandar a través de una ley habilitante, a cincuenta días no más de celebrarse unas elecciones en las que se escogerán alcaldes y Concejos Municipales. ¿Qué cálculo impera detrás de esa jugada? A menos que entendamos que ésta de ahora, igual a las cuatro impuestas durante el gobierno del comandante eterno (1999, 2001, 2007 y 2010), sea poder especial solicitado fuera de contexto y necesidad, es decir pretexto para delinquir legítimamente contra la menguada democracia que nos queda.
Es que Maduro no encuentra a quién asustar y menos convencer y en esas le da por inventar una brújula. Anda como ánima en pena que de ilegítimo no pasa de ser y es por ello, por inseguridad, falso y zancadillero, que busca tapar defectos con excesos; que a más sordo más grita, a más solo más acompañado, cuando menos produce más invade, menos puede más culpabiliza, y para colmo, al tratar de explicarse, la embarra. De allí que la habilitante con su infame colectivo de compinche, el diputado 99, no puede ser entendida desde el pensamiento democrático sino dentro de la más pura ambición totalitaria; porque y que la guerra económica de la derecha, la corrupción, el imperialismo, la fuga de Das Kapital, y el eterno etcétera que ya de tan repetido no provoca ni risa.
Y es que uno se pregunta, otra vez, para qué tanto agobio si ya lo tienen todo; a cuenta de qué cuento venir a solicitar tamaña redundancia si poderes, leyes, instituciones, procedimientos, conciencias, ya todo lo han comprado, vendido o alquilado. Han sembrado a la pobreza como el negocio más rentable del poder. Pero a los pobres los digo más allá que los que padecen de hambre y pasan trabajo de verdad. Que los hay; son la clientela. “Póngalos a pedir y deles de a poquito, a cuentagotas socialista, para que sigan solicitando, mendigando, mamando, madrugando, llenando formularios, calzándose corbata para ir a la subasta de los dólares, y usted verá; hipotecarios de mentira; creyendo que sí pueden y no, a menos que…”
Pero hay otro detalle, ahora biográfico, no personal, y es que Maduro anda huérfano de nacionalidad, de soberanía, enredado en trucos y retrucos leguleyos y de apostilla, bufos-bufetes, nacido en todas partes menos en una, sin progenitores que lo defiendan, con miedo a todo lo que lo rodea, buscando un micrófono, una camarita escondida. Y es entonces, por consejo de sus abuelos putativos, Fidel y Raúl, los Castro´s, que desembarca disfrazado de náufrago en su destino, en su secuestro voluntario, en su “bloqueo” anhelado, bajo el tutelaje militar que es el lugar, última morada, donde van a recalar los que no pueden vivir democráticamente, los del gobierno militar que con camuflaje de civil por aquí fumea. Pero para que no queden dudas, salgamos a votar todos en diciembre que amanecerá y despertaremos.