La oposición venezolana debería emerger victoriosa en las elecciones municipales del 8 de diciembre, aunque aún no está claro con qué tipo de margen, en una contienda vista por muchos como una prueba de acido que demostraría quien realmente ganó las elecciones presidenciales de abril.
Expertos coincidieron en que el voto castigo jugará un importante papel en la mayoría de las 335 alcaldías que serán disputadas y que muchos de los electores irán a las urnas con el deseo de ver un cambio en sus mentes.
Eso quiere decir que el chavismo saldría más perjudicado simplemente porque actualmente posee más alcaldías.
“La mayoría de los alcaldes del país son chavistas, y la gestión de los alcaldes venezolanos, incluyendo a los de la oposición, en términos generales están con una evaluación en el rango negativo”, explicó Jesús Seguías, presidente de la encuestadora DatinCorp.
Pero el candidato chavista debe soportar adicionalmente la creciente impopularidad del régimen de Nicolás Maduro.
“Muchas de estas alcaldías en manos de alcaldes chavistas están siendo castigadas por el descontento de los electores, y lo que les queda es votar por los candidatos de la oposición”, agregó.
Los encuestadores y analistas consultados dijeron que el voto chavista está siendo duramente afectado por el agudo deterioro económico del país, situación que está desanimando incluso a aquellas personas que aún sienten una elevada identificación con el chavismo.
Según la firma Inter American Trends, la popularidad del régimen está cayendo por el piso por los graves problemas económicos del país, en particular por una tasa de inflación prevista en superar el 50 por ciento este año, y la escasez de productos básicos en los supermercados.
De continuar la grave situación económica y de realizarse las elecciones bajo estas condiciones, “la oposición obtendría el triunfo en un mayor número de alcaldías, sobre todo en las capitales importantes del país. Así mismo, lograría la mayoría de los votos totales, [con una ventaja de] entre 7 y 9 puntos porcentuales por encima del gobierno”, pronosticó la firma de asesores en un reciente informe.
De producirse ese desenlace, “la legitimidad de Maduro se debilitaría”, sentenció.
Rafael Delgado, Presidente de encuestadora Varianza, coincidió en que la crisis económica está acentuando el descontento que existe en torno al régimen de Maduro y reduciendo los prospectos del oficialismo en las elecciones.
“La inflación y la escasez de productos. Esos dos temas están golpeando muchísimo al gobierno. Le está golpeando bastante”, comentó Delgado. “La preocupación por el alto costo de la vida y que no se consiguen productos, eso va a generar un bajón electoral bastante significativo”.
El desanimo del elector chavista no significa automáticamente que saldrá a votar por la oposición, pero sí que al menos se abstendrá el día de los comicios, comentó.
Las elecciones han cobrado una especial relevancia en medio de los esfuerzos del chavismo y de la oposición de convertirlos en la demostración concluyente sobre cuál de los dos bandos cuenta realmente con el respaldo de la mayoría en el país, y en especial, de quien ganó los pasados comicios presidenciales de abril.
En la pasada contienda, un chavista Consejo Nacional Electoral le otorgó a Maduro la victoria, por un margen de 1.5 puntos porcentuales, pero el opositor Henrique Capriles impugnó los resultados diciendo que miles de irregularidades detectadas alteraron el verdadero resultado.
Según cálculos de la oposición, Capriles ganó la elección por un margen mayor al medio millón de votos.
Pero la elección también será afectada por el grado de desaprobación de cada uno de los alcaldes que actualmente están en funciones, sentimiento que en términos generales está impactando a los dos bandos por igual.
Esto se debe a que el chavismo en sus agresivos planes de centralización le ha quitado gran parte de los recursos que el Estado previamente destinaba a las alcaldías, y estas se han convertido en cascarones vacíos sin muchos más fondos que los suficientes para cubrir los costos de nómina.
Esto ha dejado al gobierno municipal sin capacidad de atender las exigencias de sus comunidades, pero es una situación poco entendida en Venezuela.
“El mensaje aún no ha aterrizado entre los electores”, explicó Delgado.