ROMA. El Vaticano cuenta por primera vez desde ayer con su propio equipo de cricket, formado por curas y seminaristas, anunció el presidente honorario del club San Pedro, Merchior Sánchez.
Con esa iniciativa, los religiosos quieren cumplir con el deseo del papa Francisco de «abrirse a las periferias del mundo», como India, Pakistán, Bangladesh y Sri Lanka, donde el cricket es considerado un deporte de masas.
Con el deporte se intenta dialogar con otras religiones, explicó Sánchez, quien jugará con la iglesia anglicana de Inglaterra. El partido se celebrará en septiembre del 2014, probablemente en el estadio emblemático del cricket en Londres, el Lord’s cricket ground.
Equipos de sacerdotes hinduistas y de religiosos musulmanes están por formarse igualmente. «No sabía que el cricket era tan popular en Roma», reconoció el cardenal italiano Gianfranco Ravasi, ministro de la Cultura del Vaticano.
Numerosos inmigrantes asiáticos residentes en la capital italiana así como sacerdotes y seminaristas, sobre todo asiáticos y australianos, suelen jugar cricket en los parques de la Ciudad Eterna, en particular en Villa Borghese, lo que ha acercado ese deporte a la gente.
El presidente del nuevo club, que tendrá los colores del Vaticano, amarillo y blanco, es el sacerdote indio Theodore Mascarenhas. «Le vamos a poder ganar a cualquier equipo del mundo», sostiene con entusiasmo el religioso. El hecho de que el papa Francisco sea un hincha del equipo de fútbol argentino San Lorenzo, es considerado un punto a favor.
«Es alguien abierto», sostiene Mascarenhas, quien desea que las monjas puedan formar un equipo femenino. La idea nació hace un año gracias al apoyo del embajador de Australia ante la Santa Sede, John McCarthy.
Se calcula que unos 250 a 300 seminaristas apasionados de ese deporte, que se juega en un campo de hierba más o menos ovalado, podrán formar parte del club del Vaticano. Se trata de un ejemplo perfecto de «diplomacia para el deporte».
Cricket
Es un deporte de bate y pelota, en el que se enfrentan dos equipos de once jugadores cada uno. Se juega en un campo de hierba, más o menos ovalado (elíptico), cuya extensión no debe ser inferior a la de uno de fútbol. En el centro del campo hay un terreno rectangular al que se le conoce con el nombre de pitch.