Omar Ávila, secretario general nacional de Unidad Visión Venezuela, indicó que la Ley de Presupuesto presentado para el año Fiscal 2014 por la Asamblea Nacional representa una “clara evidencia del afán que tienen para evadir responsabilidades, ineficiencia para plantear políticas públicas serias que puedan comenzar el sosiego financiero, porque nuevamente se pretende poner el interés partidista y político por encima del bienestar de todos los venezolanos”.
A juicio de Ávila, el Gobierno Nacional presentó un presupuesto de la Nación que no se ajusta a la realidad que día a día viven los ciudadanos, con el interés de ofrecer una “estabilidad artificial” con miras al proceso electoral del próximo 8 de diciembre. “Que se nos digan que un barril de petróleo cuesta 60 dólares, mantener el tipo de cambio oficial en 6,30 bolívares para no confesar la necesidad imperiosa de devaluación de la moneda, no sólo son engaños sino que además abren la puerta al relajo financiero que ha aprovechado por quince años este gobierno”.
Asimismo indicó que al estimar el precio del barril de petróleo en 60 dólares, “los ingresos no declarados se vuelven una masa difícil de auditar sobre la cual el gobierno actúa de manera discrecional”. Agregó además que para este año 2013 se proyecta que la inflación cierre en más del 50%, pero “hace un año nos decían que estaría entre 12% y 16%, mientras la realidad es que al venezolano le rinde menos el sueldo, lleva menos comida a la casa y los alimentos escasean”.
Suprema burla
Para Unidad Visión Venezuela, el anuncio de la creación del Viceministerio para la Suprema Felicidad Social representa una burla para los venezolanos. “No puede causarnos más que dolor que pretenden vernos las caras de bobos”.
El dirigente político criticó que el gobierno piense que la felicidad puede decretarse a través de las distintas medidas represivas que ha impuesto. Adicionalmente dijo que “la verdadera felicidad pasaría entre otras cosas, porque uno fuera al mercado con un sueldo que no pierda poder adquisitivo semanalmente y encontrara los productos de primera necesidad sin hacer cola, que pudiéramos transitar por las calles sin miedo de ser asaltados o asesinados, que disfrutáramos servicios públicos eficientes, que hubiera insumos en todos los hospitales, que las escuelas estuvieran en perfectas condiciones, que el Metro no fuera un medio de transporte colapsado. Es decir, la felicidad comenzaría con un gobierno que trabaje en satisfacer las necesidades más básicas para que podamos producir avances, prosperidad y progreso”.