Tomarse unos tragos se ha vuelto una práctica cada vez más común entre los venezolanos y nunca faltan excusas para un motivo por el cual brindar; sin embargo, cada vez son más los hombres, mujeres y adolescentes que se ven atrapados en el alcoholismo, un problema social que no tiene distinción social y que hace de Venezuela uno de los principales países de consumo de sustancias tóxicas en Latinoamérica.
En relación con el consumo de sustancias estupefacientes, la psicoterapeuta familiar y también sexóloga, Aida Granadillo, sostiene que muchos jóvenes aprenden a fumar y tomar porque desde pequeños, los adultos les pedían que les encendieran un cigarrillo, buscaran o llevaran a terceros bebidas alcohólicas, compraran las sustancias, etc.
“Cuando un padre hace esto, está incitando a los pequeños al consumo”, sostiene Granadillo.
“El consumo de alcohol, cigarrillos y otras drogas en Venezuela se inicia a los 7 años y con consumo en casa”, asegura el último estudio de la Oficina Nacional Antidrogas (ONA).
Asimismo, la doctora asegura que en tema de la prevención “la idea no es prohibir, sino crear conciencia, porque hay una serie de implicaciones que no solo afectan al individuo, sino a su entorno”.
Para Granadillo, quien también forma parte del equipo de facilitadores del FONA (Fondo Nacional Antidrogas), usar la palabra “no” para la prohibición del consumo de estas sustancias, surte un efecto contrario.
Granadillo explica que en el país se hizo mucho daño con la campaña “Dile no a las drogas” y “Cuando manejes no bebas” porque estas “lo que hacen es recordar y activar el cerebro que debe hacerlo”, porque según detalla la doctora, el cerebro desconoce la palabra “no”.
Entre las recomendaciones de la doctora para prevenir el consumo de sustancias tóxicas, la principal es la educación integral, seguida de la toma de conciencia para que el individuo sepa a qué puede llegar y elija entre hacerlo o no.
Desde el punto de vista psicológico, Aida Granadillo afirma: “Las adicciones al tabaco, el alcohol y otras drogas, vienen dadas por alguna carencia durante la vida, un vacío de crianza, durante la infancia por carencias afectivas o frustraciones”.
Efectos irreparables
Las consecuencias del consumo de cualquiera de estas sustancias pueden ser irreparables en el cuerpo humano, sostiene Granadillo, mientras explica que también existen mitos entre la población asociados al consumo de algunas de ellas para conseguir placeres en determinados momentos.
“Cada vez que una persona cae en estado de ebriedad, mueren alrededor de un millón de neuronas que jamás se volverán a recuperar”, afirma la especialista. Así como también señala que en los hombres “el consumo de cigarrillos causa la pérdida de la erección porque la nicotina afecta el sistema vascular”.
Granadillo refuta la premisa de que el alcohol estimula la actividad sexual y manifiesta que “lo que hace es aflorar las conductas inhibidas porque se expande el lóbulo frontal del cerebro, asociado a estas”.
La especialista asegura que el consumo de tabaco, alcohol y drogas “ataca directamente el órgano más vulnerable del adicto”; explicó que se puede fumar y luego padecer cáncer en un órgano distinto a los pulmones”.
Consumo y otros ámbitos
Granadillo sostiene que el consumo de drogas “no solo influye en la vida personal del individuo, sino que directamente afecta negativamente el ámbito laboral porque disminuye la productividad, causa ausentismo, incumplimiento de funciones, incapacidades laborales, reducción del rendimiento laboral y problemas en las relaciones interpersonales, enfermedades, accidentes laborales y otras”.
El consumo de tabaco, alcohol y drogas es un problema multicausal, multidimensional que afecta el desarrollo humano y su entorno, entiéndase pareja, comunidad y trabajo.
En lo personal, afecta el autoestima y lesiona la voluntad de la persona, la salud física, produce ansiedad y depresión. Así como también aísla al consumidor de su entorno familiar-social, interfiere en la comunicación y altera los valores impidiendo “el cumplimiento del proyecto de vida”.
Vía Globovisión