En el barrio La Parrilla quedó reivindicada la posibilidad de que la palabra, el acuerdo, el compromiso vuelvan a tener peso en la vida de los venezolanos, tal como se evidenció en el programa Se Ha Dicho de Televen, realizado en ese sector del municipio Sucre
«Sorprendía que un grupo de hombres, en edad productiva, bebían alcohol un lunes, de mañana, y en la vía pública, cosa no sólo normal sino que casi reglamentaria. La policía no entra al sitio porque son rechazados por la comunidad«
Esta semana tuve la gran oportunidad de ir con mi programa Se Ha Dicho, transmitido por Televen, hasta el barrio La Parrilla, en Petare, Municipio Sucre. Dos vecinas enfrentadas hace más de 12 años, por un muro y una medición del terreno decidieron acudir al programa a buscar una alternativa para el conflicto, la única forma de resolverlo era ir al sitio a ver lo que ambas partes argumentaban. Hasta allá nos acompañaron las autoridades de la Alcaldía del Municipio Sucre pertenecientes a la Dirección de Ingeniería Municipal y expertos en la evaluación técnica del terreno para ayudarme a tomar la decisión.
¡Dios es venezolano!
Muchas cosas sobre las que reflexionar en esta visita. Lo más positivo el cariño inmenso de la gente de La Parrilla que con ilusión abrían las puertas de sus casas para saludarme. Pero también muchas realidades que no se pueden pasar por alto. Niños que no estaban en el colegio a las 10 de la mañana y deambulaban por el sector sin control alguno. Ante la pregunta de por qué no estaban en clase, cualquier excusa aprendida era válida. Adolescentes con ojos vidriosos que por la novedad que allí estaba alguien de la televisión, salían de su oscuridad para curiosear. Construcciones y edificaciones sin ningún tipo de permisos, inclusive sobre quebradas tapadas de manera improvisada por la misma comunidad, todo lo que pudimos ver y que ya conocía de otros sectores similares me hizo asegurar, una vez más, que Dios es venezolano y que allí no pasa una desgracia de milagro.
Sorprendía que un grupo de hombres, en edad productiva, bebían alcohol un lunes, de mañana, y en la vía pública, cosa no sólo normal sino que casi reglamentaria. La policía no entra al sitio porque son rechazados por la comunidad y son ellos mismos quienes se ponen reglas de comportamiento y hasta toque de queda, si es necesario. Sus casas están limpias, impecables, con todos los enseres necesarios para ser cómodas y podría decir que hasta modernas, pero los alrededores, particularmente la entrada al sector está desbordada de basura asunto que achacan a sus autoridades y estos a los vecinos, parte y parte estoy segura, pero el problema en definitiva de una contaminación latente que puede afectarlos a todos, sin que se considere que la calle es parte de sus vidas.
Verdadera justicia social
Una de las cosas que más me gustó es la sonrisa de sus habitantes, todos saludaban con emoción, con caras de verdadera alegría, no se veía sufrimiento, mucho penos preocupación por la situación del país. No sé si desinterés, inocencia o irresponsabilidad. Relevante e importante es destacar que allí mismo, a escasas 72 horas, en el medio de una fiesta, alcohol, drogas y enfrentamiento entre bandas dio como resultado muertos y heridos. Pero allí estábamos nosotros conciliando entre dos vecinas, ambas dispuestas a asumir sus responsabilidades y acatar la decisión refrendada además por sus autoridades locales.
Una de las cosas importantes es entender la necesidad de que exista justicia alternativa, cercana, puerta a puerta que permita que problemas vecinales sean resueltos sin conflicto mayor, sin dilaciones indebidas, con transparencia y objetividad, esa es la verdadera Justicia Social. Otro aspecto a destacar es cómo desde los medios se puede lograr hacer televisión no sólo para entretener, sino también para educar y brindas posibilidades de acción a los particulares en conflicto.
El valor de la palabra
En La Parrilla, además, quedó reivindicada la posibilidad de que la palabra, el acuerdo, el compromiso vuelvan a tener peso en la vida de los venezolanos, donde los valores y los principios eran una norma de la convivencia. La unión entre vecinos, autoridades y medios de comunicación hace visible la importancia del fortalecimiento de las instituciones desde los medios y ante los ojos de los vecinos como cumplidores de sus responsabilidades públicas.
Ese pequeño problema para muchos, es un gran problema para Narlcira y Rosana, quienes no encontraron respuesta en la justicia institucionalizada y fueron oídas en un espacio de mediación y conciliación en la televisión. Paradójicamente, en el mismo suelo donde pocos días antes hubo sangre se selló un acuerdo entre partes con un apretón de manos que al mismo tiempo siembra en ese territorio la posibilidad de que la mediación, la conciliación, y la paz sean herramientas de avance de la democracia y de la convivencia entre vecinos.
TIPS PARA QUE TE DEFIENDAS
1.-Las autoridades y los políticos debe entender y asumir que los pequeños problemas vecinales son la base esencial para lograr el fortalecimiento ciudadano y el empoderamiento real de los derechos civiles. No ocuparse de lo pequeño se verá reflejado en la apatía general frente a los problemas macro.
2.-Hay que impulsar la justicia alternativa, o bien recuperar la justicia de paz fortaleciéndola y haciéndola realmente útil, o buscar otra forma que permita desconcentrar las funciones judiciales en centros de mediación y conciliación realmente cercanos al ciudadano.
3.- Debe lograrse la verdadera educación ciudadana desde las mismas comunidades. Debemos hacerles entender que no sólo deben velar por sus paredes, sino por todos aquellos bienes que siendo de todos les permiten existir como vecinos: calles, quebradas, parques, vegetación, basureros, deben ser percibidos como propios.
4.-Si logramos más conciliaciones y acuerdos entre los vecinos podremos sentar las bases de la justicia institucional. Educar para la conciliación nos ahorrará tiempo y esfuerzos.
Para que te defiendas
Mónica Fernández
Twitter: @monifernandez