«Diez mil creo que es demasiado», afirmó el presidente Benigno Aquino, quien consideró que los responsables que entregaron ese número de fallecidos habrían estado demasiado cerca de la destrucción generada por la tormenta como para dar una cifra precisa. «Hubo cierto drama emocional en esa estimación», agregó
TACLOBAN. La cifra de muertos que dejó el devastador tifón que azotó a Filipinas probablemente esté cerca de 2.000 ó 2.500, y no de la estimación de 10.000 fallecidos informada previamente, dijo el martes el presidente Benigno Aquino en una entrevista con CNN, mientras buques de Estados Unidos y Reino Unido se dirigen al país para colaborar en la ayuda a los damnificados.
«Diez mil creo que es demasiado», afirmó Aquino, quien consideró que los responsables que entregaron ese número habrían estado demasiado cerca de la destrucción generada por la tormenta como para dar una cifra precisa. «Hubo cierto drama emocional en esa estimación», agregó.
Aquino dijo a CNN que el Gobierno aún está recolectando información de las áreas afectadas por la tormenta y que la estimación de víctimas mortales podría aumentar.
«Esperamos poder contactar con unos 29 municipios en los que aún tenemos que establecer cifras, especialmente en lo referente a los desaparecidos, pero hasta el momento 2.000 o alrededor de 2.500 es el número con el que estamos trabajando en lo que se refiere a muertes», afirmó.
La cifra oficial de muertos alcanzó las 1.774 personas el martes. Las autoridades filipinas se han visto desbordadas por la magnitud del tifón Haiyan, uno de los más fuertes de los que haya registro, que golpeó el viernes el centro de Filipinas y arrasó Tacloban, la capital costera de la provincia de Leyte, donde funcionarios temían que hubiesen muerto unas 10.000 personas.
Aquino ofreció una estimación más baja de fallecidos después de que el portaaviones nuclear USS George Washington zarpase hacia Filipinas con unos 5.000 marineros y más de 80 aeronaves para acelerar los labores de ayuda. A él se sumaron cuatro buques de la Armada de Estados Unidos y deberían llegar dentro de dos a tres días, dijo el Pentágono.
«El tiempo es muy malo ahí fuera, así que estamos limitados por los mares y el viento», dijo a periodistas en Hong Kong el capitán Thomas Disy, comandante del USS Antietam, un crucero lanzamisiles que forma parte del grupo del portaaviones. «Pero vamos a ir lo más rápido que podamos».
La ayuda llegó a Tacloban por carreteras salpicadas de cadáveres sin recoger y montañas de escombros, mientras comenzaba a llover nuevamente. Los servicios de rescate trataban de llegar a otras ciudades y pueblos aún aislados, lo que podría revelar el auténtico alcance de la devastación.
«Hay centenares de otros pueblos y localidades a lo largo de miles de kilómetros que estaban en el camino del tifón y con las que se han cortado las comunicaciones», dijo Natasha Reyes, coordinadora de emergencias de Médicos Sin Fronteras en Filipinas.
«Nadie sabe cuál es la situación en estas zonas más rurales y remotas y va a pasar algún tiempo hasta que tengamos toda la visión», añadió.
Reyes calificó la devastación como sin precedentes en Filipinas, un archipiélago de más de 7.000 islas golpeado por unos 20 tifones al año, comparando la tormenta con «un terremoto enorme seguido por gigantescas inundaciones».
Unas 660.000 personas se han desplazado y muchas no tienen acceso a alimentos, agua o medicamentos, dijo Naciones Unidas.
Reino Unido también enviará un buque de su Armada con potabilizadoras de agua de mar y aviones de transporte militar. El HMS Daring dejó Singapur y se espera que llegue en dos o tres días.
El presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, dijo que el prestamista está considerando aumentar su programa de transferencias condicionales de efectivo para Filipinas como consecuencia de la tormenta.
Agencias