Un 58% de la coca que se produce en Bolivia se destina a usos tradicionales en tanto el resto se transforma en cocaína, según se infiere de un estudio que realizó el gobierno sobre el consumo legal de coca divulgado el miércoles.
Un 38% de los bolivianos –unos 3,08 millones de personas– son consumidores habituales: mastican hojas secas de coca, toman infusiones o la utilizan en medicinas caseras y prácticas culturales, dijo el ministro de Gobierno Carlos Romero en rueda de prensa.
El estudio se refiere a los usos tradicionales de la coca y no menciona el destino que tendría el 42% de la coca excedente, pero denuncias de las propias organizaciones cocaleras indican que esa producción se desvía al narcotráfico.
El consumo global para uso tradicional es de 20.690 toneladas al año que equivalen a 14.705 hectáreas de cultivo, añadió Romero.
La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, que ayuda al gobierno en el monitoreo de los cocales, dijo en su informe de este año que en 2012 había 25.300 hectáreas cultivadas con de coca en Bolivia, equivalentes al 17,7% del área cultivada en los tres países andinos (Bolivia, Perú, Colombia), los mayores productores de coca y cocaína.
Aunque la producción de coca disminuyó en los últimos años y aumentó la confiscación de cocaína, el gobierno afronta un creciente narcotráfico, según diversos estudios.
El masticado de hojas secas, que actúa como un estimulante suave para disipar el hambre y el cansancio, es la práctica más común. Poco más de un millón de personas lo hacen, sobre todo los agricultores, comerciantes, mineros y albañiles.
El estudio sobre el consumo legal de coca fue financiado por la Unión Europea y hubo una fuerte presión de varios sectores para que el gobierno divulgara los resultados después de tres años.
AP