Miles de mujeres en el mundo no pueden viajar sin la autorización de un familiar masculino, otras no pueden conducir un vehículo o asistir a un partido de fútbol. Hay las que tras ser víctimas de abusos sexuales terminan en la cárcel y las que son entregadas por sus padres para pagar deudas.
Por décadas, activistas y organizaciones de derechos humanos han tratado de mejorar la situación en la que viven millones de mujeres. Pero se han encontrado con tradiciones, políticas y creencias que, en su opinión, se han convertido en obstáculos para el pleno desarrollo en algunas sociedades.
Pese a que, en su último informe sobre la disparidad de género en el mundo, el Foro Económico Mundial reconoce que en varios países se han producido avances en los derechos de las mujeres, aún existen legislaciones que deben ser reformadas.
Pedir permiso para viajar y operarse
El sistema saudita establece que a las jóvenes y a las mujeres se les prohíbe viajar o someterse a ciertos procedimientos médicos si no cuentan con el permiso de sus tutores masculinos. Tras unas reformas recientes, se les permite desempeñar sólo un número limitado de trabajos.
El sistema de tutores no es exclusivo de Arabia Saudita. Sin el permiso escrito de un guardián masculino, a una iraní se le podría negar la obtención de un pasaporte o la posibilidad de viajar fuera del país, señaló la organización no gubernamental Human Rights Watch (HRW) en el Reporte Mundial de 2013.
Independientemente de su edad, una iraní necesita de la aprobación de su tutor para casarse y no puede transferir su nacionalidad a su esposo, en caso que éste sea extranjero.
«De acuerdo con este sistema (de tutores), una mujer no es reconocida como una persona jurídica plena. Lo que significa que es dejada como una rehén de los caprichos y las buenas intenciones de sus familiares masculinos. Legalmente, no está en posición de tomar decisiones de forma independiente y necesita de la aprobación de sus parientes hombres para obtener su tarjeta de identidad, un pasaporte, un trabajo o viajar», le dijo a BBC Mundo Elham Manea, escritora, activista de derechos humanos y profesora asociada especializada en Medio Oriente de la Universidad de Zúrich.
En 2011, el rey Abdalá anunció que las mujeres podrían votar y participar en comicios municipales. Previamente no podían ejercer el derecho al voto.
No pueden conducir
En Arabia Saudita, las mujeres tienen vedado conducir, aunque no hay ninguna ley formal que lo condene. El 26 de octubre, varias sauditas desafiaron la restricción y se unieron a una campaña, impulsada por redes sociales, que fue organizada por activistas que buscan acabar con la limitación que, en parte, se basa en el hecho de que las mujeres sauditas no pueden conseguir una licencia de conducción en su propio país.
Un día después, la policía de ese país informó que había multado a 16 infractoras por violar la norma. El coronel Fawaz al-Miman, vocero de la policía en la capital, Riad, dijo que cada una de ellas deberá pagar US$80. Además, cada mujer deberá firmar un documento en el que se comprometa a no volver a conducir y un pariente masculino debe prometer que no le dará las llaves.
Restricciones para concebir
La ley china establece claramente la prohibición de abortar más allá del sexto mes de embarazo.
La casa editorial Gale Cengage Learning publicó en 2013 el artículo «Restricciones sobre mujeres», en el que indica que en muchos países la religión impone limitaciones especialmente en el área de planificación familiar y control de natalidad.
«La doctrina católica establece que todos los métodos de planificación familiar aparte del ‘método del ritmo’ (…) son pecado a los ojos de la Iglesia», indicó la casa editorial.
«En China, un estado oficialmente ateo pero con una creciente población cristiana, las restricciones de planificación familiar promueven el uso de control de natalidad y con frecuencia penalizan a mujeres que tienen más de un hijo, especialmente en áreas urbanas».
En su informe, HRW denuncia que el gobierno chino continúa imponiendo sanciones administrativas, multas y medidas coercitivas, incluyendo abortos forzados.
En 2012, las autoridades chinas suspendieron de sus labores a tres funcionarios de la provincia de Shaanxi, luego de que éstos determinaron que una ciudadana, en su séptimo mes de embarazo, debía someterse a un aborto ya que no podía pagar la multa por transgredir la estricta política china de «un solo hijo«.
El gobierno chino insiste en que esa política ha impedido unos 400 millones de nacimientos en lo que es el país más poblado del mundo, con unos 1.300 millones de habitantes.
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