*** El grupo que está en el poder pretende convertir al país en una suerte de “piñata electrodoméstica” para volver a utilizar el odio social como sustituto de su inexistente mensaje político
En Caricuao, Caracas, dos maestras de preescolar son asesinadas a balazos, en la puerta de sus casas y delante de sus hijos; en El Tigre, sur del estado Anzoátegui, un comerciante llora de impotencia y rabia ante la intervención de su comercio, denunciando a grito herido que militares y funcionarios le obligan a vender a 6 mil bolívares equipos que compró en 60 mil, mientras sus trabajadores lo defienden y muestran las facturas respectivas; en Los Teques ocurre otro tipo de atraco, cuando un comando de 20 hombres portando armas largas y tripulando motocicletas de alta cilindrada, asaltan el núcleo mirandino de la Universidad Bicentenaria de Aragua, irrumpen en los salones llenos de estudiantes y despojan a alumnos, profesores y empleados de sus pertenencias; en el estado Bolívar obreros de SIDOR se declaran de nuevo en conflicto porque el gobierno viola los acuerdos a que habían llegado tras 21 días de huelga; en Punta Care, Vargas, el gobierno regional construye unas viviendas y pretende que sus descargas cloacales vayan a dar directamente al mar, contaminando la playa que es la fuente de sustento del pueblo. Ante las protestas de los vecinos, los burócratas responden pretendiendo enfrentar a los habitantes del lugar con las familias que presuntamente serían “adjudicatarias” de las viviendas…
Legitimidad estítica, irresponsabilidad diarreica…
Mientras situaciones como estas constituyen el día a día de la inmensa mayoría del pueblo venezolano, el grupo que está en el poder pretende convertir al país en una suerte de “piñata electrodoméstica” para volver a utilizar el odio social como sustituto de su inexistente mensaje político. Estando a las puertas de unas elecciones municipales que en realidad constituyen una prueba de fuego para un gobierno que tiene legitimidad estítica e irresponsabilidad diarreica, los verdaderos oligarcas de este país (“Oligarquía: Gobierno de unos pocos…”) profundizan la inseguridad, la inestabilidad y el caos con sus frases altisonantes y su actitud pendenciera (“Que no quede nada en los anaqueles”, será muy probablemente la inscripción que adorne la lápida de este lamentable momento de la microhistoria política venezolana). Es obvio que todo esto persigue impactar los resultados de los comicios del 8D. Veamos cómo y de qué manera.
El pueblo busca salidas en paz, el gobierno las dificulta…
Tradicionalmente los venezolanos solemos dar a las elecciones municipales una importancia menor, al no estar en disputa la cabeza del poder. Esto ocasiona márgenes importantes de abstención que transforman estos comicios en competencias de maquinarias, ganadas por quien tenga más dinero y capacidad logística, áreas en las que nadie puede competir con el Petro-Estado hoy “privatizado” por el PSUV. Pero con estas elecciones municipales del 8D parece estar ocurriendo algo distinto: por un lado las encuestas hablan de una intención de voto cercana a 80%, algo absolutamente atípico para este tipo de comicios. Por otro, las movilizaciones de masas que acompañan a Henrique Capriles en su gira nacional de apoyo a los candidatos de la Unidad (realizadas sin televisión, sin publicidad, sin dinero) son inmensas, también totalmente atípicas en este tipo de elecciones locales. Calle y encuestas están diciendo que el pueblo venezolano está consciente de la gravedad de la crisis porque la vive, la sufre, y está buscando a través de la participación electoral una salida en paz y democracia.
Objetivo de la oligarquía roja: desmovilizar al pueblo
Ante esta situación, en que una masiva participación popular relativizaría la ventaja gubernamental del ilegal uso partidario de la maquinaria estatal, la oligarquía roja ha optado por la violencia. Discursiva primero, focalizada después, generalizada finalmente, el uso de la fuerza simbólica y física es la opción escogida para mantenerse en el poder por un proyecto político que hasta el 14 de abril de 2013 venía descendiendo y que desde esa fecha se desploma en picada. Es por eso que el gobierno hace coincidir el arranque de la campaña con la “piñata electrodoméstica”, iniciándose así formalmente el esfuerzo electoral en un ambiente signado por las amenazas de saqueo, atropello de funcionarios, provocaciones de “colectivos” y cualquier otra irregularidad; También por eso coincidirá el desarrollo de la campaña electoral con las agresiones y persecuciones que podrán desatarse ahora con la coartada de la llamada Ley Habilitante, obtenida mediante recursos antiéticos, de las que la amenaza de cárcel contra el candidato unitario a la Alcaldía de Valencia Miguel Cocchiola (que le lleva 25 puntos de ventaja al abanderado del PSUV) y las agresiones desde el Consejo Legislativo de Nueva Esparta contra el candidato unitario a la alcaldía de Porlamar Alfredo Díaz (que le lleva 19 puntos de ventaja al candidato de Maduro) son sólo un abreboca; Por eso el gobierno hace coincidir la fecha de las elecciones con el decreto de una jornada especial de necrofilia política y sectarismo partidario, al declarar el 8 de Diciembre como “Día del Amor y la Lealtad a Chávez” y anunciar la realización ese día de una serie de actos y movilizaciones, a pesar de que la Ley electoral expresamente prohíbe este tipo de reuniones públicas durante el transcurso de una jornada comicial.
El asustador aterrado…
Es así como saqueos, Ley Habilitante y “Día de la Necrofilia Política” constituyen tres pasos de una misma estrategia dirigida a promover la abstención, a alejar a los ciudadanos de las calles y de las mesas de votación, para seguir convirtiendo la democracia en un cascarón vacío donde en vez del pueblo mande la violencia cobarde de quien se sabe protegido por la impunidad. Ese es el juego del gobierno. Su objetivo es que el pueblo no se presente el 8D para ganarle de la única manera que podría hacerlo: por “forfait”. Cuando decimos “juego” no estamos hablando, obviamente, ni de beisbol ni del juego democrático. Para el gobierno, el nombre del juego es El Miedo. Pero “dime de que presumes y te diré de que careces”: Quienes aparentan tener la fuerza necesaria para inspirar miedo en el país en realidad están terriblemente asustados, conscientes de su creciente debilidad. Por eso, serenidad, coraje y decisión deben ser las características de la mayoría democrática en este importantísimo tramo del camino que culminará con la victoria del pueblo libertario el 8D y que hará evidente que este gobierno, señalado al fin por importantes sectores de la población como responsable de la crisis económica y del desastre de la inseguridad, es además abiertamente minoritario, lo que creará las condiciones para construir una salida pacífica, electoral, constitucional y democrática a la ingobernabilidad y al caos.
Palante es pa’allá. Ahora más que nunca: ¡FUERZA, VENEZUELA!
Radar de los barrios
Jesús Chuo Torrealba
Twitter: @chuotorrealba