Estamos absolutamente de acuerdo con que los precios deben ser justos y con el combate a la especulación. Pero los costos también deben ser justos. De allí la importancia de atacar ambas variables: cotos (causas) y precios (efectos
Miguel Pérez Abad
La decisión del Gobierno Bolivariano de examinar los montos de los cánones de arrendamiento que imponen a pequeñas, medianas e incluso grandes empresas los dueños de centros comerciales, es una medida interesante que evidencia que el Ejecutivo comprende que adicional a controlar la variable “precios”, también es vital para la solución del problema atacar la variable “costos”.
El incidente -reseñado en los medios de comunicación- donde el jefe del Órgano Superior para la Defensa de la Economía, Hebert García Plaza, indica que un local (en un centro comercial de Barquisimeto) que antes era arrendado por el Banco Federal por alrededor de 11.000 bolívares en 2011 subió a 68.425 bolívares cuando pasó a manos del Banco de Venezuela, y volvió a aumentar a 78.000 y 94.000 bolívares en 2012 y 2013, respectivamente, es una señal contundente de que -en la búsqueda de un orden social y económico más justo-, se deben profundizar los análisis transversales de toda la cadena o circuitos económicos.
De esta forma se evitan las generalizaciones y la colocación en un mismo saco a micros, pequeños y medianos empresarios con los grandes cacaos de la economía venezolana, que ponen de rodilla a muchos venezolanos emprendedores y honestos que se dedican a producir o prestar servicios en el área industrial, comercial y de servicios.
Estamos absolutamente de acuerdo con que los precios deben ser justos y con el combate a la especulación. Pero los costos también deben ser justos. De allí la importancia de atacar ambas variables: cotos (causas) y precios (efectos). Reconocemos que, en el caso venezolano, existen elementos especulativos y ajenos a las variables estrictamente económicas en la conformación de los precios, no obstante, el incremento incesante de los costos de producir es un factor real presente en el país.
Creemos que el Gobierno tiene en sus manos las herramientas para reorientar la economía, tiene los Certificados de No Producción (CNP), controla la política cambiaria, que en muchos países ha sido una herramienta para desarrollar la industria nacional, cuenta con instituciones como Cadivi, entre otras herramientas.
Desde Fedeindustria hemos constado la intención, interés y real disposición del Gobierno del presidente Maduro de re-impulsar el desarrollo de nuestras capacidades productivas y creativas para satisfacer las necesidades de nuestro pueblo, prescindiendo de muchas importaciones y todos los procesos burocráticos que ello implica.
Ratificamos nuestro compromiso y disposición para que los anaqueles y pasillos de nuestros abastos, supermercados, pequeñas bodegas, Mercal, PDVAL, viviendas, tiendas de electrodomésticos, línea marrón, etc, empiecen a contar con una mayor participación de bienes fabricados tierra adentro. Esa es la mejor política para ayudar a combatir el cadivismo.