El papa Francisco criticó hoy el deporte que se basa «sólo en los parámetros económicos o para lograr la victoria a toda costa» y del que dijo «convierte así a los atletas en mera mercancía de la que hay que sacar provecho».
Jorge Bergoglio realizó estas afirmaciones al recibir hoy en audiencia a los delegados de los Comités Olímpicos Europeos.
El papa argentino agregó que en estas circunstancias «los mismos atletas entran en un mecanismo que los atropella, pierden el verdadero significado de sus actividades, aquella alegría de jugar que los atrajo cuando eran chicos y que los ha llevado a hacer tantos sacrificios y a llegar a ser campeones».
«El deporte es armonía, pero si prevalece el afán desmedido de dinero y de éxito esta armonía se despedaza», recalcó.
El papa hizo un llamamiento a los dirigentes olímpicos para que impulsen «la función educativa del deporte, pues todos somos conscientes de la gran necesidad de formar a los atletas animados por la rectitud, el rigor moral y un agudo sentido de responsabilidad».
Para el pontífice, el deporte tiene que estar «al servicio de la paz, de la justicia y de la solidaridad, promoviendo, en particular en los jóvenes, el compartir y la hermandad».
Aseguró además que la Iglesia católica ve el deporte como «un válido instrumento para el crecimiento integral de la persona humana».
«La práctica del deporte -agregó Bergoglio- en efecto, estimula una sana superación de sí mismos y de los propios egoísmos, entrena el espíritu de sacrificio y, si se enfoca correctamente, favorece la lealtad en las relaciones interpersonales, la amistad y el respeto de las reglas».
Asimismo, el papa afirmó que «el lenguaje del deporte es un lenguaje universal, que supera las fronteras, los idiomas, las razas, las religiones y las ideologías; tiene la capacidad de unir a las personas, favoreciendo el diálogo y la acogida».
«La actividad deportiva se caracteriza por unir y no por dividir», añadió el pontífice que hizo referencia al símbolo de los Juegos Olímpicos de los cinco anillos entrelazados, «que representan el espíritu de fraternidad que debe caracterizar la manifestación olímpica y la competición deportiva en general».
EFE