Al menos 47 personas murieron el viernes víctimas de la explosión de un oleoducto en el este de China, según las autoridades locales, que evacuaron a 18.000 personas a causa del accidente.
La detonación, que tuvo lugar en el puerto de Qingdao, en la provincia de Shandong, fue muy potente y la onda que le siguió volcó varios coches y dañó algunas carreteras, según fotografías difundidas en internet.
También podía verse una espesa nube de humo negro encima de la ciudad. Muchos vecinos de la zona recibieron máscaras de protección el viernes.
Unas 18.000 personas que vivían en los barrios de alrededor tuvieron que abandonar sus domicilios, indicó el gobierno local, sin precisar la razón ni el momento en que se produjo.
Según otro comunicado, las autoridades facilitaron 40.000 comidas gratuitas este sábado en las zonas afectadas.
El suministro de gas, electricidad y agua se vio también interrumpido en varios barrios de Qingdao, por lo que el gobierno local distribuyó 2.000 velas el viernes por la noche.
Varias horas antes de la catástrofe se había registrado un escape en este oleoducto que pertenece al gigante petrolero Sinopec.
La explosión se produjo cuando los obreros intentaban frenar la fuga, indicó en un comunicado el gobierno de Qingdao.
Este sábado, las autoridades locales intentaban contener las fugas de hidrocarburos ocurridas la víspera. El crudo ensució 1.000 m2 de carretera y luego alcanzó el mar, donde cubría una superficie de 3.000 m2.
Los accidentes industriales son frecuentes en China, a menudo porque no se respetan las normas de seguridad. Cerca de 28.000 personas murieron en China en los seis primeros meses del año en accidentes laborales, según estadísticas oficiales.
AFP