TOKIO. En un país del Caribe demasiado famoso por la jovialidad de sus habitantes y los desatinos de su gobierno, suelen decir que una persona «tiene un zapato en la cabeza» cuando carece de ideas brillantes. En otro archipiélago del otro lado del mundo, Japón, sorprende por estos días una tendencia del «body art»: las cabezas de rosquillas.
El canal de National Geographic en Youtube ha divulgado un video que presenta esta extravagante práctica, al parecer muy popular entre los amantes de la «modificación corporal extrema». Los participantes en el performance son sometidos durante dos horas a inyecciones de unos 400 centímetros cúbicos de una solución salina que abulta la frente. Luego el artista introduce su dedo índice en el bulto y… ¡surge la rosquilla!
Según ha explicado a la revista estadounidense Vice (Vicio), uno de los creadores de esta moda, Ryoichi «Keroppy» Maeda, los fanáticos de las rosquillas… o sea, de adornar sus cabezas con los redondeados panecillos, se reúnen dos veces al año en las «fiestas salinas». Otros, más constantes en su afición, llevan su look a fiestas fetichistas y clubes.
Maeda asegura que esta práctica, conocida en Japón desde hace unos 20 años, constituye apenas una de las expresiones de arte corporal extremo nipón. Algunos fanáticos llegan a modificar la forma de sus orejas (como los elfos), amputarse otras partes del cuerpo, inyectarse soluciones salinas en los testículos o eliminar el ombligo.
A los seguidores de las series de ciencia ficción, las cabezas de rosquillas les recordarán a los klingon, aquellos guerreros extraterrestres de Star Trek. Y los amables habitantes de cierta isla del Caribe, agobiados por la búsqueda del pan nuestro de cada día, verán en esta manifestación de «pastelería corporal» una muestra más de las rarezas del mundo exterior.
Agencias