La Comisión Federal de Comunicaciones parece dispuesta a permitir el uso de teléfonos celulares en los aviones, pero ¿y las aerolíneas?
Los viejos temores de que los aparatos electrónicos sean un peligro para la navegación aérea han sido desmentidos. Y las aerolíneas podrían ganar dinero extra cuando los pasajeros decidan llamar a un ser querido desde 11.000 metros (35.000 pies) de altura. No obstante, los ingresos adicionales quizá no compensen la reacción negativa de los pasajeros que consideran otro inconveniente tener a un vecino parlanchín, además de los aviones más pequeños y las cabinas de equipajes saturadas.
«La urbanidad común desaparece cuando la gente se mete en ese tubo de metal», opinó James Patrick, un viajero frecuente de Newnan, Georgia. «Si creen que los debates y los puñetazos por los asientos reclinables eran malos, esperen hasta que los tipos empiecen a pelear porque alguien habla con muy alto en el teléfono».
Esa es una de las razones por las que el mayor sindicato de auxiliares de vuelo se ha opuesto a las llamadas telefónicas en el aire. La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés) propuso derogar la actual prohibición y las aerolíneas tendrán que decidir si permiten a los pasajeros efectuar llamadas. La prohibición continuaría en vigencia durante el despegue y aterrizaje.
Delta Air Lines es la única aerolínea importante que declaró explícitamente que no permitirá llamadas telefónicas de voz en sus vuelos, incluso si lo autoriza la FCC. Delta dijo que años de comentarios de sus clientes indican que «la opinión abrumadora» es que continúe la prohibición de las llamadas.
Otras aerolíneas no son tan firmes
United Airlines indicó que si la FCC cambia las normas, «las estudiaremos junto con los comentarios de los clientes y tripulaciones». American Airlines adoptó una actitud similar, al igual que JetBlue, que dijo que «recibirá con agrado la oportunidad de explorar»» las llamadas de voz pero «dará prioridad a hacer la cabina cómoda y acogedora para todos».
Amtrak y muchas empresas ferroviarias suburbanas han creado vagones de silencio para quienes deseen huir de una persona que habla demasiado alto. No es difícil imaginar que las aerolíneas ofrezcan «filas de silencio», aunque seguramente costarán más. AP