Froilán Barrios Nieves
Que el Estado en sus diferentes niveles asuma iniciativas para garantizar la seguridad alimentaria es reconocible, ya que es una competencia constitucional señalada en el artículo 305 de la CRBV, donde se resalta su responsabilidad en “la disponibilidad suficiente y estable de alimentos en el ámbito nacional y el acceso oportuno y permanente a éstos por parte del público consumidor..La producción de alimentos es de interés nacional y es fundamental para el desarrollo económico y social de la Nación”.
Descripción del texto de la carta magna que se confronta con la terrible realidad que está viviendo la población venezolana, ante los altos niveles de desabastecimiento y escasez en los artículos de la dieta alimentaria, lo que ha enrarecido la demanda y la conducta del venezolano para adquirir aceite, harina precocida, arroz, jabón, papel higiénico etc. ocurriendo hasta agresiones físicas y arrebatones entre multitudes de compradores, sofocadas por la intervención de las milicias oficialistas.
Este cuadro agravado por el bajo poder adquisitivo de la población ha centrado la atención en las ofertas estatales de comida barata, bajo el auspicio de Mercal, Pdval, o automercados Bicentenario, con el apoyo de alcaldías y gobernaciones oficialistas. En todos los casos citados la demanda sobrepasa la oferta, por tanto los conatos de violencia están a la orden del día, al establecerse raciones por persona, lo que crispa aún más los nervios del comprador.
En los pueblos del interior de la república o en barrios de la capital, el llamado a un Mercal es precedido de una jornada nocturna a la víspera hasta el amanecer de instalación del mercado, para así atender a un tropel de personas, discapacitados, embarazadas, tercera edad, mujeres con niños en brazos o adolescentes; quienes son sometidos a una espera inclemente a la intemperie, sin baños, ni agua, ni atención médica ante cualquier contingencia. Son dramáticas jornadas hasta de 14 horas para adquirir 3 paquetes de arroz, 2 pollos, 3 paquetes de harina precocida y 12 rollos de papel higiénico, y así obtener el esmirriado botín hogareño.
La sorpresa en la jornada es la atención VIP a los militares y sus familiares, a altos funcionarios públicos de gobernaciones, alcaldías, ministerios, dejando en el ambiente la existencia de revolucionarios de primera y revolucionarios de segunda, los del perraje. En un clima enrarecido por el bachaqueo que agrava la escasez y el desabastecimiento.
Esa condición de minusvalía del ciudadano para adquirir precariamente los alimentos, impacta al consumidor con los electrodomésticos, al promover la actitud de comprar en rebatiña de gangas promovidas desde el Estado, así la inflación nos devore luego por la incapacidad del gobernante de darle lógica y coherencia a una economía devastada por políticas públicas ineficaces, arrastrando de paso a cientos de miles de empleos que no florecerán en el próximo año 2014.