Que gran satisfacción sentimos los hijos cuando obtenemos de nuestros padres, una sonrisa de satisfacción ante nuestras acciones.
Y así como responden nuestros padres terrenales, también lo hace nuestro Padre Celestial.
“Y todo lo que hagáis, hacedlo con el alma, como para el Señor y no para los hombres”, dice el apóstol Pablo en la epístola a los Colosenses capítulo 3 versículo 23.
Una de las principales condiciones que Dios nos exige es la obediencia, esto es fundamental para tener una buena relación con Él.
Cristo es el mejor ejemplo de obediencia a Dios y Él nos dice a través de la Biblia, de que manera podemos agradar al padre.
“Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que existe y que es galardonador de los que con diligencia lo buscan”, dice el libro de Hebreos en el capítulo 11 versículo 6.
Cuando queremos hacer las cosas para agradar al Señor, no pensamos en nuestros propios gustos o intereses, o en si es posible o no, simplemente creemos en su amor y poder.
En el libro 1 de Samuel, capítulo 15 versículo 22 podemos leer: “¿Qué le agrada más al Señor, que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios o que se obedezca lo que Él dice? El obedecer vale más que el sacrificio”.
A veces creemos que haciendo obras materiales, sin poner en ellas el amor, la fe y la misericordia, estamos cumpliendo con nuestros deberes cristianos. Cuando hagamos algo, preguntémosle a Dios, si ello lo agrada, eso es lo más importante en nuestra vida.
El cristianismo no es una religión sino un estilo de vida con Jesucristo como nuestro Señor y Salvador.
Dios te bendiga y te guarde. Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios
Lic. Beatriz Martínez (CNP 988)
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